48 - Piensa en mi

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Dios santo en el que no creo, como extrañé esto. Extrañé publicar un nuevo capitulo, leer sus comentarios y releer mis vómitos creativos. 

Espero este capítulo algo largo compense mi desaparición de casi un mes... ya dos meses en la historia Sakuatsu... Bueh, ni modo. 

Le di una pequeña revisada antes de publicarlo, pero me disculpo por cualquier error. Son las 3am y mis ojitos ya me arden desde hace dos horas. 

Ahora si, ¡a leer! 





Tras su cumpleaños, Kenma comenzó a sentirse extraño. Pero no extraño en un mal sentido, sino como si el peso del mundo finalmente se hubiera desprendido de sus hombros. 

Su pasado se había convertido en una cárcel de la cual no creía que algún día escaparía porque Hiroki siempre estaría allá fuera en el mundo al acecho. Él no tendría forma de saber si lo estaba buscando o si se habría rendido a dejarlo en paz tras fugarse, así que viviría en un constante miedo de volver a verlo. 

Pero eso ya había pasado. Lo encontró y le dio una mala noche que lo hizo retroceder un par de pasos en su vida. Temió entonces estar roto para siempre. Le aterraba la idea de que no volvería a estar listo para sentir el toque de alguien más. 

Pero se equivocó. Kuroo fue paciente y le dio todo el espacio y tiempo que necesitaba para volver a dar los pasos que retrocedió. Lo acompañó en su dolor y le ayudó a levantarse una vez más. 

Y esa noche, aquella noche que aún le hace sonrojarse y le provoca un cosquilleo en el vientre, fue la prueba de que ya no había nada que temer. Hiroki pagaría por el daño que le había hecho a él y a otros, y él conseguiría la paz que le fue arrebatada. 

El lapso restante del juicio se le fue en un cerrar y abrir de ojos. Las sesiones eran un borrón en su memoria y de ellas eliminaba cualquier rastro de la presencia de Hiroki. No lo quería en ninguno de sus recuerdos. Ya tenía suficientes de él para el resto de su vida. 

Y todo eso lo trae a esa mañana. De pie, con el corazón latiendo de prisa y con Kuroo sosteniendo su mano a pesar de encontrarse detrás de él. El juez lentamente se dirige a paso lento hacia su lugar para finalmente dictar el veredicto. 

Hiroki esta de pie en el otro escritorio a su izquierda, pero en toda la mañana no le ha dirigido la mirada. Pase lo que pase, no está dispuesto a darle nada más de si mismo. 

La sala se sumerge en un completo silencio mientras el juez toma el veredicto antes de leerlo y, entre todo su palabrerío de cargos, acusaciones y demás, a Kenma solo le importa una cosa. Después de ello, sus sentidos se bloquean y no es capaz de escuchar o sentir a otra cosa que no sea a Kuroo atrayéndolo a un abrazo. 

- ... es declarado culpable por los cargos de... 

Su calor, su aroma y sus palabras son todo lo que Kenma esta dispuesto a sentir en ese momento. Vagamente es consciente de que pequeñas lágrimas se deslizan por sus mejillas hasta empapar la ropa de Kuroo, pero eso ahora no le importa. 

Hoy, tras varios años, Kenma es legalmente libre de su infierno. 

La sentencia le importa poco. Lo único que ahora desea más que nunca es salir de aquel lugar y no volver nunca más. 

Hiroki grita en protesta, mucho, pero Kuroo cubre sus oídos cuando comienza a llamarlo, lo cual lo enfurece más. Su posesión más preciada se le ha ido de las manos y detesta la idea de ya no tener poder sobre él. Le irrita como Kenma parece ya no tener un lugar en su vida para él, cuando debería de ser al revés. 

¡No me toques! - KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora