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—No hay necesidad de que les digas nada conejito. —razono SeHun—. Por lo menos, de momento.

—Te equivocas. Puede que alguno de ellos sepa algo. —explico JunMyeon—. Puede que les dijera adónde ha ido...

—Lo dudo mucho conejito. Vernon es un solitario. Seguro que no les ha dicho nada. —afirmó SeHun—. Y ahora, quédate con Xiumin e intenta tranquilizarte un poco.

—Haz caso a SeHun, JunMyeon. —declaró su amigo—. Puede que Vernon vuelva por iniciativa propia. Y será mejor si lo estás esperando.

JunMyeon suspiró y se llevó las manos a la cara, angustiado por la situación.

—Lo encontraré, conejito. —dijo SeHun—. Te lo prometo.

Una vez más, JunMyeon pensó que SeHun se pasaba la vida haciendo promesas. Pero esta vez fue distinto. Bajo el tono firme de su voz se ocultaba un fondo de miedo. ¿Sería posible que estuviera tan asustado por Vernon como él? ¿O solo lo estaba por los efectos que aquel incidente podía tener en su relación?

Cuando los dos hombres se marcharon, JunMyeon miró a Xiumin y le confesó sus temores.

—Es culpa mía Xiumin. —se reprochó—. No debería haberme ido. Sabía que vernon está resentido con SeHun, pero me he marchado de todas formas.

—No seas ridículo JunMyeon. —regaño Xiumin—. Tienes derecho a vivir tu propia vida.

—Pero no a expensas de los chicos. —respondió JunMyeon agobiado—. Se supone que yo los debería cuidar y garantizar su estabilidad, pero no lo hice.

—Dudo que pasar unas horas con SeHun les pueda hacer ningún daño JunMyeon. —observó Xiumin—. Y, por mucho que los quieras, no tienen derecho a elegir tus amigos o tus amantes.

—Lo sé, pero no estaban preparados para esto. —razono—. Tendría que haber hablado con ellos.

—¿Querías sentarte con ellos para decirles que ibas a hacer el amor con SeHun? —recrimino Xiumin.

JunMyeon se ruborizó.

—Bueno, no se lo habría dicho así, claro... —tartamudeo JunMyeon por los nervios y el pánico.

Xiumin soltó un suspiró.

—Sinceramente, creo que estás exagerando JunMyeon. —trato de calmarlo al verlo tan nervioso—. No te has portado mal con ellos. No los has dejado solos. Estaban aquí, con nosotros, pasándoselo bien.

—Pero Vernon no lo estaba pasando bien. —se reprochó JunMyeon a sí mismo.

—Deja de pensar en esos términos JunMyeon. —regaño Xiumin—. Ni siquiera sabes por qué se ha ido. Puede que precisamente se haya fugado hoy porque ha pensado que no nos daríamos cuenta.

—Ay, Xiumin, ¿cómo es posible que me haya pasado esto? —se cuestionó con pesadez—. Soy psicólogo. Se supone que conozco a la gente.

—Sí, eres psicólogo JunMyeon, pero esos chicos son como hijos tuyos. —razono Xiumin abrazándolo—. Cuando quieres tanto a alguien, pierdes la imparcialidad y la objetividad. Has estado tan preocupado por el pasado de Vernon y en no presionarlo que quizá no te has fijado bien en su presente.

—Pero puedo recuperar el tiempo perdido, ¿verdad? —susurro sollozando en los hombros de su amigo—. No es demasiado tarde...

—No lo sé, JunMyeon. —Xiumin le sobo la espalda dejando que llore—. Solo sé que le has dado todo tu afecto y que lo has tratado como si fuera de tu familia.

JunMyeon sonrió con tristeza.

—En realidad, ahora no estaba pensando en Vernon, sino en SeHun. —explico JunMyeon limpiándose los ojitos—. He sido muy duro con él.

Seis niños y medio~SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora