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Ryujin estaba esperando donde le había dicho, en el interior de la gasolinera. Su aspecto era tan triste y desconsolado que SeHun se sintió inseguro. Al fin y al cabo, no tenía experiencia en esos asuntos. ¿Qué pasaría si decía algo inconveniente? ¿Qué pasaría si empeoraba la situación? De haber podido, habría llamado a Xiumin o al propio JunMyeon para pedirle consejo. Pero no podía, y tenía que afrontarlo con sus propios recursos.

—Hola, Ryujin. — le hablo SeHun frotándose las manos por los nervios.

La chica, cuyos ojos estaban llenos de lágrimas, se arrojó a sus brazos y se aferró a él como una niña asustada.

—No te preocupes. Todo saldrá bien pequeña. –la intentó tranquilizar y cuando estuvo más calmada SeHun la llevó a la camioneta, donde le dio un pañuelo.

—Has hecho bien a llamarme por teléfono. Si alguna vez vuelves a tener otro problema, recuerda que puedes contar con JunMyeon y conmigo. —le recordó con paciencia.

Ryujin lo miró con nerviosismo.

—¿Qué ocurre? —preguntó SeHun

—Prométeme que no se lo dirás a mamá, SeHun por favor promételo. —Suplico Ryujin sollozando.

SeHun dudó.

—Prométemelo...

—Está bien, como quieras. —accedió SeHun contra su voluntad, pero era necesario para que Ryujin confiara en él.

—Gracias, SeHun. —susurro volviendo a abrazarlo.

—No me des las gracias todavía. Yo no le voy a decir nada, pero solo porque creo que se lo deberías decir tú. —le dijo mirándola a los ojos.

—Mamá no lo entenderá SeHun...

SeHun sacudió la cabeza.

—Por supuesto que lo entenderá. JunMyeon es la persona más comprensiva del mundo. —susurro SeHun.

—Pero es tan perfecto... Nunca comete errores. —Ryujin se sorbio los mocos sobre la manga—. Y, si los comete, no son tan estúpidos como el que yo he cometido.

SeHun se acordó del antiguo novio de JunMyeon, el chico al que JunMyeon había amado y perdido en ese trágico incendio y como hasta ahora se culpaba de ser responsable de esa muerte. Estaba seguro de que, si Ryujin hubiera conocido la historia, se habría sentido mucho más cerca de JunMyeon. Pero, obviamente, SeHun no se la podía contar.

—Habla con JunMyeon Ryujin. —aconsejo SeHun con una sonrisa—. Sospecho que te vas a llevar una sorpresa.

Ryujin no dijo nada, pero asintió no muy convencida.

Una hora después, llegaron a la casa. JunMyeon, que estaba leyendo un libro, se preocupó mucho al ver la cara de la joven.

—¿Estás bien cariño? —pregunto JunMyeon dejando el libro.

—Sí mamá. —respondió Ryujin, sin mirarlo a los ojos—. Me voy a la cama. Gracias por haberme traído, SeHun.

Cuando Ryujin se marchó, JunMyeon miró a SeHun con dureza.

—¿Está realmente bien? —cuestiono.

Y SeHun asintió.

—Solo un poco asustada. —explico SeHun.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha llegado contigo? —cuestiono JunMyeon.

—Porque la he traído en la camioneta. —señalo SeHun.

—No seas obtuso. —protestó JunMyeon—. ¿Por qué Ryujin ha venido contigo SeHun?

—Será mejor que se lo preguntes a ella JunMyeon. —le contesto SeHun finalizando su respuesta.

Seis niños y medio~SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora