Capítulo veintiuno

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"—¿Qué... estás fumando? —Pregunta.

—Heroína —respondo con sencillez sin distanciar por un solo segundo mi mirada del computador y luego de soltar el humo por entre mis labios. Creo que ya puedo llamarla mi droga favorita.

Y espero poder cambiarla pronto. Pienso, más no permito que mis labios dejen salir esas palabras.

Se asoma ligeramente para ver lo que me encuentro haciendo.

—¿Tienes completa seguridad de que es normal?

Miro por el rabillo del ojo el perfil de la persona que llegó a interrumpirme.

—¿Qué cosa? —Pregunto con una tranquilidad cuyo origen se encuentra implícito.

Señala la pantalla.

—Tú obsesión por... —no completa la frase. No lo he dicho nunca, pero en el fondo sé que es consciente de que no debería de decir su nombre.

No respondo, en su lugar, vuelvo a colocar el rollo entre mis labios con algo a lo que yo denominaría elegancia. El silencio muchas veces es una mejor respuesta que mil palabras."

Kasia

Emeryk —papá— preocupado es algo que no se ve muy a menudo —si es que alguna vez se ha visto por el ojo humano—. Por lo que cuando me mencionó el hecho de que al parecer alguien estaba amenazando a mi hermano y sentí algo de alguna emoción en su voz, lo confieso, yo también me preocupé un poco.

Aurek, papá recibió una llamada anónima para simplemente avisarle que te harán daño.

Él se queda mirándome tenso durante unos segundos antes de que suelte su brazo y se acerque a Alexander con una sonrisa.

Los cinco nos acomodamos dentro del auto de Alexander, ubicándose el ya mencionado en el asiento del conductor, Aurek en el de copiloto, Liam y Adeline junto a las ventanillas y yo en el lugar más de mierda de todos los autos; justo en la mitad de la parte de atrás.

Al llegar al restaurante —uno ligeramente más formal de lo que me imaginaba— e ingresar, nos ubicamos en una mesa de las pocas desocupadas y pedimos la comida al mesero.

—Voy al baño —aviso a las personas en la mesa, antes de levantarme en dirección a donde creo que es el baño.

—Ya regreso —escucho decir a mi hermano cuando me estoy alejando.

Me giro hacia él cuando me alcanza y dice mi nombre.

—¿Crees que lo que dijo es cierto? —Me muerdo el interior de la mejilla y me quedo en silencio— Kasia —dice en tono de reproche—, sabes que él se puede llegar a inventar cualquier estupidez para controlarnos a su antojo —me recuerda y estoy a nada de interrumpirlo, pero gracias a la vida me muerdo la lengua antes de decir algo que no debería—, y cuando llegamos a este lugar, me prometí dejar de ser su títere. Eso no ha cambiado.

>> Dime, ¿ya olvidaste la razón por la cual estamos aquí? —Mantengo mi silencio— En teoría, aquí íbamos a estar mucho más seguros de lo que probablemente hemos estado durante toda nuestra vida en Polonia, ¿y ahora, de la nada, se supone que me encuentro en peligro?

—¿Vas a esperar a averiguar en carne propia la veracidad de la palabras de papá? —Cuestiono con un poco más de agresividad de la que creo, esperando una respuesta genuina.

—No, voy a evitar afligirme por algo que tiene una probabilidad bastante alta de ser solo una falacia.

Paso con fuerza mis manos sobre mi cara.

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora