Capítulo cuarenta y cinco

21 3 0
                                    

"Hay tanta gente que es agobiante.

Y se respira tanta aflicción que hasta la persona más imperturbable de Europa se atrevería a soltar una lágrima sin vergüenza alguna.

Porque resulta que Nadzia Nowak está muerta y su hija llora desconsoladamente, arrodillada y recostada contra el féretro, mientras su otro hijo le sostiene la mano y llora su propia pena.

En tanto, parado justo al otro lado del ataúd, tan estático como una momia, está Emeryk Nowak.

Y si en el aire hay tantas partículas de agonía como partículas de ira —de esa que uno dirige irracionalmente a las cosas injustas—, apostaría mi brazo izquierdo a que toda aquella ira emana de él y únicamente de él.

Porque alguna de las más de cien personas presentes en este funeral, justo ahora se encuentra cargando en su conciencia con el peso de haber asesinado a esta mujer.

Y si dicha persona no es creyente, ahora es el momento idóneo para volverse, porque en el momento en el que Emeryk halle al verdugo de su esposa, solo Dios puede llegar a eximirlo de sus pecados."

Kasia

10 HORAS DESDE LA DESAPARICIÓN DE AUREK

Al entrar en la cafetería, me acerco a la primera persona que veo y conozco, lo hago sin preocuparme por pasar por la barra de comidas.

—¿Sabes dónde está Aurek? —Pregunto, mientras me tomo el atrevimiento de sentarme en la silla vacía a su lado.

Adeline para de escuchar lo que otra persona en la mesa se encuentra diciendo luego de escuchar mi voz a su lado y se gira en mi dirección.

—¿Eh? No, no tengo idea —admite arrugando sus cejas, mientras toma su malteada para darle un sorbo—, ¿por qué? ¿Debería saberlo?

—No en realidad —reconozco—, es solo que la última vez que supe de él fue ayer mucho antes de la fiesta.

—Bueno, era Halloween, ¿no? Tuvimos suerte este año de que el día cayera un viernes, ¿es probable que se haya escapado por el fin de semana? —Razona— ¿Con Alexander, de pronto? No me sorprendería, la verdad. Tampoco me he cruzado con él.

—Sí, claro, puede ser —digo de una forma un poco vaga.

Y es completamente cierto, Aurek tiene una gran tendencia a hacer lo que le da la gana, principalmente si esto se relaciona con desafiar a papá. En este caso, estaría desafiando el control bajo el que nos quiso someter enviando un guardaespaldas hasta acá.

Al final del día, no resultaría siendo algo especialmente raro.

—No sería la primera vez que decide desaparecer un rato, después de todo, hizo lo mismo en Nueva York, ¿no? —Rememora al mismo tiempo que se encoje de hombros— Y ese día se escapó con Liam. Reitero, no me sorprendería.

—Tienes razón, solo digo que... no lo sé, agradecería que la próxima vez avisara al menos —retiro una mota imaginaria de mi falda—. Me he abstenido de preguntarle a Darius, nuestro guardaespaldas, al respecto. No quiero hacer un gran drama si todo lo que está haciendo es sentirse libre durante un momento —soy honesta—. Quizás le termino saboteando el momento.

—Detente —dice justo antes de tomar otro sorbo y devolver la malteada a la mesa—, ¿les pusieron un guardaespaldas? ¿Cuándo? ¿Por qué?

—Eh, bueno —me permito ser dubitativa durante un segundo—, fue hace unos días, mi padre ha insistido mucho en hacer que volvamos a Polonia y las cosas han estado... bueno, estoy segura de que ya te podrás imaginar cómo —intensas, violentas, arriesgadas—, por lo que esta ha sido su solución, al menos por el momento.

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora