Capítulo dieciséis

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"Sigo avanzando, sin importarme nada, sin importarme que estoy muriendo de sed, que ya está amaneciendo, que llevo horas sin dormir, que no supe en qué momento me alejé del equipo de búsqueda. Solo estoy manteniendo mi enfoque en encontrarlo.

Acelero el paso, hasta el punto de encontrarme corriendo a lo largo de la orilla del río al que desconocía por completo su existencia.

Corro tan desesperadamente como si algo me estuviese persiguiendo, como si quisiera salvarme de algún peligro que no me acecha. Hasta que me detengo abruptamente, enredando mis pies entre un montón de plantas y ramas gruesas, cayendo de rodillas al frente y sintiendo una enorme opresión en el pecho

—¡AUREK! —Grito, esperando que él se levante, me mire y me sonría con una de sus típicas sonrisas burlescas para luego decirme que me preocupé por nada.

Pero no pasa. Solo tengo en mi punto de visión a su cuerpo inmóvil, boca abajo, flotando sobre el agua, con unas rocas grandes impidiendo que la corriente lo siga arrastrando.

Me levanto, pensando en que, después de tantos días, lo encontré, al fin lo encontré, pero no de la manera en la que quería, la manera de la que me negaba una y otra vez a aceptar.

Sin siquiera pensarlo, entro al río, sosteniéndome fuertemente de una de las rocas para que la corriente no se lleve mi pequeño cuerpo.

>>Tengo que sacarlo<<.

Estoy por alcanzarlo, tomarlo del brazo pálido que flota por encima de su cabeza y...

—¡NO! —me siento, notando todo oscuro a mi alrededor. Suspiro una mezcla de alivio y frustración—. Solo fue un sueño, solo fue un sueño —me sigo repitiendo en susurros temblorosos, abrazando mi propio cuerpo—. No está muerto, no está muerto.

Ojalá también hubiera sido un sueño el que Aurek Nowak está desaparecido."

Aurek.

Me he saltado la primera clase de la mañana por dos simples razones;

Pereza.

E investigación.

Justo ahora me siento como un detective, analizando meticulosamente toda la habitación, ubicando los objetos que nunca han cambiado de lugar o lugares que nunca he revisado. Anoche no encontré nada en el coche de Alexander y, ahora que esperé a que él se fuera a sus clases, voy a buscar en nuestra habitación.

Estoy seguro de que aquí sí encontraré algo, por lo menos una mancha de comida.

Primero busco en lo más típico; su parte del armario, cuidando de no desdoblar ni una sola playera para dejar todo como estaba.

No hay nada.

Debajo de su cama...

Nada.

Debajo de mi cama, nunca he metido ni sacado nada de debajo de mi cama...

Nada.

Debajo de los colchones de ambas camas...

Nada

En los cajones del mueble de entre medio de las camas...

Nada.

En la parte del escritorio, entre medio de sus libros y cuadernos, esperando que caiga algún papel o encontrar algo escrito...

Nada. Lo único más relevante que había escrito en uno de los cuadernos era; "mi sexy compañero de cuarto...". Sonrío mentalmente, ya sé que soy sexy.

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora