Capítulo veintiocho

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"—El sujeto se encuentra a menos de seis metros —avisa uno de los hombres que se mantiene vigilando una de las ventanas de la habitación.

—Y así es como se está terminando tu juego. —Vuelve a fastidiar burlonamente el tipo que se encuentra atado a la silla—. No sé en qué estabas pensando cuan...

—¡Cierra la maldita boca! —Llego a mi límite con esa persona, pero aquel hombre vestido totalmente de negro me impide sacar mi frustración porque vuelve a hablar:

—Casi cuatro metros.

Camino de un lado a otro y llevo ambas manos a mi cabeza, revolviendo mi cabello al sentir que comenzaré a hiperventilar.

Entonces vuelve a ocurrir una de esas raras veces en las que no me dejo llevar por las fuertes emociones y soy consciente de que tengo la total capacidad de controlar a mi cabeza, no que ella me controle.

Dispárale —ordeno.

—¡No! —Miro con satisfacción el cómo comienza a forcejear desesperadamente para desamarrarse.

Me río porque finalmente obtengo lo que siempre había deseado.

—Nadie va a venir a hacerse pasar por el héroe, cariño.

—¿Está consciente de lo que eso implica? —pregunta el hombre.

—Totalmente. Dispara.

—¡Aunque le dispares, alguien vendrá! —El temblor de su voz es fascinante—. ¡Tu maldito juego va a terminar de una forma u otra!

La vieja puerta se abre de golpe, ocasionando que todos los hombres se giren apuntando con sus armas hacia la entrada, sin embargo, estas son bajadas al percatarse de que solo se trata de mi principal confidente. Parece que está pasando por una agitación extrema.

—Vienen... Todos vienen... están cerca... tenemos que irnos.

Mierda, mierda, mierda.

—Sáquenlo y vámonos de aquí.

—No hay tiempo.

La persona que acababa de llegar toma una de las armas, se acerca por detrás al sujeto que está en la silla y le golpea justo en la nuca, dejándolo inconsciente.

—¿Qué mierda haces?

—Si tenemos suerte, no lo encuentran.

Me toma de la muñeca para sacarme rápidamente del cuarto siendo seguidos por todos los hombres y, justo después de cerrar aquella puerta con llave, emprendemos la huida."

Aurek

HORAS ANTES...

Arrugo las sabanas entre mis manos empuñadas a mis costados y rápidamente siento en mi boca el sabor metálico de la sangre.

Con el poco aire que recogen mis pulmones, me río tranquilamente.

—Se te verá muy sexy el labio partido.

No dice nada y se aprovecha para tomarme desprevenido ante su fuerte embestida que envía cosquillas placenteras a todo mi cuerpo. Otro quejido se escapa de entre mis labios. Y luego otro más alto, y otro, y otro más, hasta que él tampoco puede controlar el conjunto de gruñidos y gemidos que salen de su boca. La habitación se llena de un reiterado eco de chocar de cuerpos, respiraciones y todo tipo de palabras inentendibles que se escapan.

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora