Capítulo treinta y dos

41 6 13
                                    

"—Van a venir a estudiar aquí —informa el chico con un extraño tono emocionado.

—¿Cómo lo sabes? —Cuestiono, recibiendo como única respuesta una mala mirada de su parte.

—¿No es obvio?

Me encojo de hombros ante la pregunta de la chica.

—Yo no lo creo. —Se entromete la cuarta persona presente en la habitación—. Pero ¿Cuál es el plan?

—Yo tengo una idea —alardea rápidamente la persona que nos citó aquí—, pero necesito estructurarla a la perfección y buscar los puntos débiles para reforzarlos y asegurarnos de que no tendrá ninguna falla si queremos que salga bien. Para eso los necesito a ustedes.

Entonces no puedo evitar pensar en qué, básicamente, tenemos que buscar las fallas que pasó por alto, mismas fallas que más de alguna también vamos a pasar por alto al no tener en cuenta el montón de factores externos que no podemos controlar y que, entonces, todo podría salirnos mal."

Aurek

—¡Dios, Liam, te estás perdiendo de lo mejor! —Exclama la pelirroja, eufórica, en lo que termina de bajar de la atracción y se acerca al aludido.

—Es fenomenal esto —comenta el pelinegro seguidamente más para sí mismo a pesar de que suena muy emocionado.

Espero a que Kasia también diga algo que apoye la noción de lo dicho por los chicos, sin embargo, y al paso de pocos segundos, actúo de manera automática llevando una de mis manos detrás de ella y otra por el frente —con intenciones de sostenerla—, al ver que se tambalea un poco sobre sus propios pies al bajar el último escalón. Ella solo pone una de sus manos en mi hombro; logrando equilibrarse.

—No debí haberme subido a las dos montañas seguidas —dice a manera de queja en lo que parpadea varias veces, como si quisiera aclarar su visión.

—No seas exagerada, Kasia —habla Adeline, acercándose a ella y moviendo rápidamente la palma de su mano frente a mi hermana, por lo que cierra los ojos de inmediato—, todos nos subimos a lo mismo y no estamos mareados.

Escucho cómo suspira antes de volver a hablar con su tan característico tono irónico:

—Pues disculpa a mi cuerpo por no haber soportado tanto desequilibrio y presión.

Seguido de eso le arrebata a Liam la botella de agua que él mismo ofrecía y bebe el poco líquido que contenía.

—¿Kasia, te sientes muy mareada? —pregunta Alexander, y, después de darle un rápido trago al raspado, curiosamente de sabor mango, que también cuidaba el castaño, siguió hablando sin esperar la respuesta de la aludida—: porque, no sé tú, pero yo quiero aprovechar el poco tiempo que nos queda aquí... Ya perdimos demasiado al esperar a que Liam se decidiera qué comer —explica con el tono de reproche incluido.

—¡Hey! —Intenta defenderse el chico, pero, supongo que, al verse sin un argumento totalmente válido, termina por decir—: Yo no pedí que me esperaran.

—Yi ni pidi qui mi ispiririn —remeda el pelinegro de una forma muy infantil, tanto que un par de chicas que pasaban a su lado le dieron una mirada extrañada y aguantaron una carcajada que soltaron una vez que estuvieron lo suficientemente lejos de Alexander.

—Como sea —habla Kasia, al parecer saliendo de su aturdimiento y llamando la atención de los chicos que tenían intenciones de seguir discutiendo niñerías—, ¿A qué otro vamos? De preferencia que no tenga demasiadas vueltas porque apenas se me está pasando.

—Astro Tower —propone rápidamente Alexander—, es moderado, vamos a ese.

—Me parece bien —apoya Kasia y decide avanzar en dirección a la atracción, siendo seguida por la pelirroja y el pelinegro.

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora