Capítulo treinta y siete

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"-Rómpelo -me incita-. Dale.

Ya no tengo tanta seguridad respecto a si lo dice en serio o solo está intentando emplear la psicología inversa conmigo, pero cuando no estoy en mis cabales, genuinamente cuesta pensar.

Ha hecho esto un montón de veces, pero sea cual sea la razón, no pienso hacer nunca lo que digan las palabras salidas de sus labios. Aunque en algún caso -quizás la mayoría-, eso signifique hacer exactamente lo que quería que yo hiciera.

-¿Esa no es siempre tu manera de resolver las cosas? -Habla y en la voz se le nota el cansancio de repetir una y otra vez la misma historia.

Cambiaría si todo no se fuera a la mierda cada que lo intento, quiero decir, pero el simple hecho de presentarme como víctima frente a una situación en la que no lo soy, nunca lo he sido y nunca lo seré, me amarga la vida -aún más-.

-El que digas cada mierda que se te pasa por la cabeza, tampoco ayuda mucho -le replico.

Los recuerdos pasan tan rápido que soy incapaz de distinguirlos, aun cuando tal vez tampoco quiero hacerlo, en realidad.

-Hace mucho tiempo que mi intención de ayudarte se desvaneció -responde, pero hay alguna emoción en su voz que soy incapaz de describir. Quizás eso va de la mano con el otro hecho de que mientras pronunciaba sus próximas palabras, yo solo era capaz de entender un ruido blanco."

Kasia

Cierro la puerta de la suite en la que se está hospedando mi hermano y me encamino a mi habitación, la cual queda en el piso justo debajo de este. Me acerco mirando hacia el suelo mientras pienso en todo y en nada al mismo tiempo, por lo que no es hasta que estoy a menos de un metro de la puerta, cuando que me percato de que esta está abierta.

Me quedo recalculando unos pocos segundos, pensando en la posibilidad de que yo la haya dejado así, pero es imposible, aún más teniendo en cuenta que lo que menos quería era perder la baraja -o en general, cualquier cosa-.

Y con ese pensamiento que me hela la sangre, entro directamente a la habitación para buscar en el lugar donde había dejado las cartas.

Pero nada, no hay nada.

Tengo la intención de buscar la baraja en algún otro lado de este lugar, pero estoy demasiado segura de que la había dejado donde ahora no está.

Le escribo a Aurek y no recibo respuesta de él hasta unos minutos después.

"Mierda"

"Voy para allá"

Dejo el mensaje en leído y lanzo el celular a la cama mientras reviso por enésima vez que no haya dejado las cartas en otro sitio de la habitación, pero sigue sin haber rastro de ellas.

-¿Perdiste la baraja? -Escucho a mis espaldas la voz de mi hermano y me giro en su dirección.

-¿Leíste mi mensaje? La puerta estaba abierta -reitero lo que le dije cuando le escribí.

Toma el pomo de la puerta para observarlo y unos minutos después vuelvo a escuchar su voz.

-No parece que alguien la haya forzado -me mira-. ¿Dónde tienes la tarjeta de acceso? -Formula una pregunta que tendría que haber sido la primera que a mí se me hubiese pasado por la cabeza.

Tanteo los bolsillos de la chaqueta que tengo puesta y en primera instancia no siento la tarjeta. Reviso por segunda vez y sigo sin localizarla, lo que me hace hacer una recapitulación mental de todo lo que hice desde la última vez que entré y salí de la habitación.

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora