Capítulo once

106 9 5
                                    

"Sus pasos son lentos, seguros y confiados; emanando imponencia como siempre. Es lo que más le destaca y lo que más me gusta de él.

—¿Te traigo una servilleta? ¿O piensas inundar toda la habitación con tu baba? —se mofan a mi lado.

—Y aquí vienen los celos de nuevo —vaticina el otro en voz baja, pero asegurándose de que escuchemos.

—No me jodan mascullo, alejándome de la ventana—. En estos momentos necesito concentración.

Me ignoran

—Y no son ningunos celos.

—Ajá.

—Basta, no les llamé para que vinieran a burlarse de mí.

—¿Entonces nos llamaste para ver como admiras por la ventana a tu amor imposible?

Ruedo los ojos.

—Me amenazaron —suelto de la nada para ya no darle más vueltas al asunto.

—¿Quién? —preguntan al unísono. Al fin parecieron ponerse serios.

—Matteo —sonrio inocentemente—. Intenté hablar con él, pero no me hizo caso, así que..., ya tengo un plan.

—¿Cuál?

—Esperaba que preguntaras —rueda los ojos. Nunca le ha gustado que le ponga suspenso a estas cosas—. Hoy. En la noche. La fiesta. Una sobredosis. Y... —saco de una caja nuestro juguete favorito—. Una daga... Algo simple y sutil."

Kasia

Llevo un lapso de tiempo entre cinco minutos y media hora sin saber ni mi maldito nombre. Solo sé que hace un momento estaba hablando con Adrián —Aurek asegura que es Ángel— y me decía algo sobre ir a comer hamburguesas. Y que ahora estoy físicamente con Alexander y mentalmente en una dimensión desconocida.

Por favor, que alguien me recuerde no volver a beber tanto.

—Kasia, ¿puedes mantenerte estable? Temo que te vayas a caer del taburete —habla el chico a mi lado con el ceño fruncido.

—Pero no me estoy moviendo... —Intento vocalizar lo que más me permite el alcohol, el cual que parece estarme quemando algunas neuronas— Creo.

Mierda, no recuerdo haber bebido tanto.

—¿Te he dicho que harías una buena... —me cuesta terminar la pregunta— pareja con mi hermano? —Suelto de forma repentina al cabo de algunos minutos de silencio entre los dos.

—Estás muy drogada —dice, prestándole poca atención a mis palabras e intentando, con la mirada, hallar a alguien detrás de mí—, seguro mañana ni siquiera vas a recordar que me estás diciendo esto.

Me indigno.

Levanto la mano y tomo su rostro de forma ligeramente agresiva para que me mire a los ojos.

—¡Oye! Yo no me drogo —le alego.

Alexander toma mi muñeca para separar mi mano de su rostro, la cual le impide hablar. Está a punto de decir algo cuando la voz de mi hermano resalta sobre todo el ruido:

—Vámonos de aquí.

Me pierdo la respuesta de Alexander, puesto que entro en un viaje astral por unos segundos.

—¿Cómo que "por qué", Myers? ¿Eres de los que hacen preguntas estúpidas? —Se molesta mi hermano ante lo que sea que haya dicho Alexander.

Y nuevamente me pierdo la respuesta por ver de lejos a un chico borroso que viene desde el otro lado de la pista, acercándose a nosotros

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora