Capítulo dos

264 16 20
                                    

"Un olor a gasolina inunda mis fosas nasales e inmediatamente presiento que algo malo pasará.

Rápidamente salgo del lugar intentando alejarme.

Es probable que solamente esté delirando porque creo que estoy comenzando a enloquecer después de todo lo que ha pasado.

Hasta que choco con alguien que se ha puesto frente a mí. Volteo a ver de quién se trata para disculparme, pero entonces me doy cuenta de que es él."

Aurek

Llevo un largo rato sentado en esta silla que tiene un acolchonado bastante incómodo, pero aún así no le doy tanta importancia. Es más interesante estar haciendo garabatos en una hoja de papel que encontré, y todo para distraerme del hecho de que mañana iré a una nueva escuela. En una nueva ciudad. En un nuevo país.

Yo no quería nada de esto.

—Kasia... Kasia... —Llamo a mi hermana, pero parece estar en otro mundo— ¡Kasia!

Le lanzo una almohada que le golpea justo en la cara haciéndola reaccionar.

—¿Qué? —quita la almohada de su cara. Dicha almohada cae al suelo, así que me digno a pararme.

—Ve a tu habitación —pido, tomando la almohada para dejarla en su lugar—, tengo sueño y llevas quince minutos tirada sobre la cama mientras miras el techo sin decir absolutamente nada, mentiría si dijera que no me has dado un poco de miedo.

Se ríe un poco, supongo que piensa que es broma, pero entonces se da cuenta que yo no me estoy riendo, ni estoy haciendo algún gesto de estar bromeando, así que se levanta de la cama.

Pasa a mi lado dándome un par de palmadas en mi hombro.

—Hasta mañana.

—Hasta mañana.

Al fin se va.

Suelto un suspiro al mismo tiempo que me dejo caer de espaldas en la mullida cama. En definitiva, es más cómodo que la silla.

No sé cómo vaya a ser todo mañana, pero sí me doy una idea, y es que, probablemente,  será lo típico: los rumores de mí y mi familia harán que nos teman, así que ni siquiera nos dirigirán la palabra ni para trabajar en equipo. No me quejo, para mí mejor si es así.

Volteo a un lado ubicando mi mochila sobre la mesita de noche. Me toca levantarme y saco de esta una cajilla de cigarrillos junto con un encendedor. No soy fan de fumar, pero me relaja y esta noche amerita relajación.

Salgo al balcón mientras enciendo el cigarro ya en en mi boca.

Noto a Kasia a la izquierda, en el balcón de a lado, también está fumando, así que prefiero no decir nada e intento moverme sigilosamente para no llamar su atención.

Pero me doy cuenta de que he fallado en el momento que la veo mirándome.

—¿No que tenías mucho sueño? —pregunta dándole una calada a su cigarrillo.

Solo sonrío y ruedo los ojos antes de darle una calada a mi cigarro.

Ambos, en silencio, nos ponemos a observar el panorama nocturno de Vancouver.

***

Sigo tocando fuertemente la puerta de la habitación de mi hermana. Son como las cuatro y media de la mañana y Kasia no da señales de vida, en cambio yo; me levanté a las cuatro de la mañana, me duché, vestí y tomé un café negro.

—¿¡Qué quieres, Aurek!? —Escucho su voz femenina provenir de adentro.

—¡Que te despiertes! —respondo de la misma manera que ella: gritando—, ¡el viaje en auto dura tres horas!

NOWAK [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora