Cap 31

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• En algún lugar de Tokyo •

?: No está lejos, recién salió de la Correccional...

El chico se dió media vuelta y salió hacia el pequeño as de luz que lograba penetrar por el techo del escondite rumbo al balcón.

??: Mikey, la última vez fué un reverendo fracaso y solo con amenazas la policía de Shibuya no ha levantado cargos hacia nosotros.

Mikey: ¿Estás cuestionando mis órdenes, Kakucho?

El pelinegro se giró por completo hacia él, viendo al líder de Bonten sentado en la orilla del balcón mientras comía un dorayaki.

Kakucho: no, de ninguna manera, los llamaré de inmediato.

Entró nuevamente, y caminó hasta quedar frente a una de las ventanas.
Sacó el teléfono y buscó entre sus contactos, parecía hasta algo preocupado.

Kakucho: ... ¿Ya la encontraron?...

?: Todavía no, Rindō sigue afuera, es difícil encontrar a una chica cuya única pista que tienes es su estatura de Minion, no la hemos visto desde hace doce años.

Kakucho: escúchame si no la encuentran, Ran, escúchame bien, quien terminará muerto seré yo.

Ran: mientras no sea mi hermano por mí está perfecto jaja

Kakucho: estúpido, solo traigan a Alaska.

Con la misma preocupación expresada en el rostro, colgó, girando al instante a ver a Mikey sentado en el balcón. Rogaba porque los Haitani encontraran a _____, pues Mikey seguía insistiendo.

Fuera, en alguna de las calles, el mayor de los hermanos Haitani guardó su teléfono y volvió a recargarse en el coche cruzado de brazos.
Miró el cielo, estaba estrellado, y el frío ya no lo congelaba como antes.

Ran no había olvidado la última vez que había visto a la pequeña _____, lucía tan adorable con su capa de Tenjiku. Y por supuesto que había quedado la duda al aire, ¿Realmente él le había llegado a gustar como dijo su compañero o simplemente era un gusto pasajero de niña?

Como hubiera sido le parecía tan tierno que hasta le resultaba gracioso. Al instante soltó una pequeña risa bajando la mirada al suelo.

Rindō: otra vez te estás riendo solo, debería llevarte al psiquiatra.

Ran: ¿Encontraste algo?

Rindō: ¿Cómo voy a encontrar a una chica cuya única pista que tengo es su estatura de Minion?

Ran: jaja, esa era mi línea.

Rindō: no me importa, prácticamente no sabemos nada de ella, ¿Y creen que la reconoceremos en cuanto la veamos?

Ran: yo no, tú lo harás.

Rindō: ¡¿Y yo porqué?!

Ran: Tú le prestabas más atención porque a tí te gustaba ¿O no?

Preguntó con picardía entrando al auto del lado del copiloto.

Rindō: ¡Era un adolescente hormonal de 16 años, con un extraño gusto hacia esa niña de 12, no entiendo qué le ví!

Gritó en defensa propia tratando de justificarse mientras golpeaba el marco de la ventana del coche.

Ran: las piernas, y no lo niegues.

Rindō: tsk, yo esperaría a que al menos cumpliera los 15... ¡Pero ese no es el punto!

Aún gritando rodeó el coche y subió del lado del volante, cerrando la puerta de golpe y cubriendo su rostro con ambas manos.

"FASTIDIOSAMENTE PERFECTA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora