Cap 37

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Dentro del edificio, _____ corrió sobresaltada hacia el pasillo que llevaba a la sala principal y que daba a las escaleras, siendo seguida inmediatamente por todos los demás.

Takemichi: ¿Qué está pasando?...

Inui: ¡Nahoya!

Nahoya: oh no, sigan ustedes, de éstos me encargo yo.

Respondió el pelinaranja dándose media vuelta mientras hacia tronar sus nudillos.

Angry: dos contra uno no sería justo, que sea un dos contra dos.

_____: Souta no...

Draken: ¡Vámonos!

Exclamó el chico al tiempo en que la cargaba en el hombro para salir corriendo hacia las escaleras.

_____: ¡Pero...!

Chifuyu: ¿No lo has entendido? Entramos aquí conscientes de todo el peligro que correríamos, sabemos a quienes nos enfrentamos, pero no podemos quedarnos todos juntos o nos matarán y no habrá esperanza para Mikey.

Por un momento, _____ sintió unas inmensas ganas de llorar, sabía lo peligrosos que eran los Haitani, y claro que los gemelos podrían defenderse, pero, ¿Por cuánto tiempo? Eso era lo que le preocupaba.

Aún así, decidió mantenerse fría ante la situación y continuar.
Habían llegado al menos al tercer piso cuando...

Mitsuya: ¡Abajo!

... Un disparo ensordecedor se escuchó en dirección a ellos...

• En la cocina del edificio •

Souta al menos había alcanzado a desarmar a Rindō, y había roto el revólver que llevaba.

Rindō: ¡Enano, Koko me cobrará por eso! Tsk, ya qué... Quería guardar energía para romperle las piernas a la señorita Alaska, pero primero irás tú... ¡¿No te bastó con que te rompiera el brazo hace doce años?!

Si no había muchas opciones, Angry solo podría escapar de Rindō cada vez que se acercara.

Ran: eso dolió...

Comentó el mayor por lo bajo sobando su mano, y viendo el bastón roto en el suelo.

Ran: así que tú eres el hermano mayor de ese mocoso.

Nahoya: sí, mi hermanito me contó que hace doce años barrió el piso con ustedes.

Ran: jaja, detalles en la historia algo imprudentes. Parece que es mi turno, Nahoya Kawata.

Sacó una navaja de su bolsillo y se lanzó contra él. Smiley solo alcanzó a retroceder, hasta chocar con la alacena.
Con desesperación llevó sus manos detrás de él en busca de algo con qué defenderse, pero lo único que encontró fué un tazón de harina.
Lo tomó y le lanzó harina a la cara un par de veces. En seguida lo tiró al suelo de una patada para finalizar echándole harina con los dedos.

Nahoya: tantita levadura ¡Y hasta el horno papá!

Soltó el tazón de harina, le quitó la navaja y comenzó a golpearle la cara hasta dejarlo casi inmóvil.

Rindō: ¡Ra...!

Antes de poder nombrar a su hermano, por lo distraído que estaba, recibió un golpe en la cara por parte del gemelo menor de los Kawata. Lo que lo aturdió lo suficiente como para perder la conciencia por unos segundos.

Ran no había perdido la razón, y por buena o mala suerte, la navaja la tenía muy cerca de la mano.
Como pudo la tomó, Smiley no prestó atención a lo que hacía el mayor, y no fué hasta que le clavó la navaja en la pierna izquierda, en que se dió cuenta de que todo comenzaba a ir en su contra.

"FASTIDIOSAMENTE PERFECTA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora