Stay Alive || Vkook

II. first meet and troubles.

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Llevaba casi dos horas caminando por el bosque.

Estaba comenzando a pensar que había tomado la dirección incorrecta. La última vez que visitó el pueblo fue hace casi dos años atrás, pero según recuerda, es por este camino. Esperaba que su memoria no estuviera fallando ahora.

Después de unos cuantos minutos más se topó con una cascada. Definitivamente estaba perdido.

En lo poco que recordaba sobre esa vez que fueron al pueblo, no recordaba haber visto alguna cascada. Ni siquiera tenía idea que hubiera una por aquí.

Jodida. Mierda.

Bufó rendido. Al menos había tenido mucha suerte al no haberse encontrado con algún muerto-viviente de camino. Aunque a decir verdad era raro no haberse encontrado con uno, puesto a que estaba seguro que habían cientos en este bosque.

Observó la hermosa vista frente a él, permitiéndose respirar el limpio y fresco aire que sabía a tranquilidad y paz. Que era algo irónico, debido a que eso era lo que ya se había extinguido en este mundo.

Pero decidió no pensar más en eso y se acercó a la cascada, sentándose en la orilla de ésta. Desde donde estaba sentado se podían observar los grandes y verdes árboles del bosque, rodeados de pasto también de un verde brillante decorado con algunas pequeñas plantas. Que contrastaban perfectamente con el azul cielo reflejado en el agua que se movía en pequeñas ondas debido al agua que caía de la ruidosa cascada bajo sus pies.

Era realmente decepcionante que en un mundo tan hermoso habitaran cosas tan horribles. Y sí, hablaba de los muertos-vivientes, pero en parte también de los mismos humanos, incluyéndose a sí mismo.

Después de unos minutos admirando la vista, miles de pensamientos y recuerdos inundaron su mente sin poder evitarlo.

Recordaba cómo era su vida antes de que iniciara el Apocalipsis, cuando en las tardes de los domingos él y su familia se sentaban sobre el césped del patio de su casa a comer y su papá les contaba miles de anécdotas de cuando era joven, para después junto a su madre contarles a él y a Myeong la historia de cómo se enamoraron, que a pesar de que se la sabía de memoria, le encantaba escuchar con el amor con el que la contaban. Con sus ojos brillosos llenos de cariño y sonrisas cómplices.

Y también las veces que su padre lo animaba a jugar fútbol, a pesar de que era un muy mal jugador y nunca anotaba ni un sólo tiro. Pero aún así él y su madre estuvieron ahí, animándolo y apoyándolo, dándole todo el amor que le tenían.

Un amor que ahora ya no tenía más. Un amor que se había arruinado. Un amor que ya no existía, y todo por su culpa.

Todos sus siguientes recuerdos tenían el mismo final, él arruinando todo. Y realmente estaba cansado, cansado de ser un inútil, cansado de que nadie lo tomara en cuenta, cansado de sentirse vacío, cansado de todo.