𝙳𝚄𝙺𝙴'𝚂 𝙽𝙴𝚆 𝙻𝙾𝚅𝙴𝚁 || Soukoku

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En el carruaje de regreso a la casa Nakahara, el heredero se encontraba golpeando su cabeza con sus propias manos continuamente.

—¿Qué hice?, ¿qué hice?, ¿qué demonios acabo de hacer? –lloriqueó–. ¿Es qué acaso no puedo ser más idiota?

Ya había cambiado la historia desde el día de ayer por haber impedido que los protagonistas se conocieran y ahora se había involucrado más al volverse el único y por lo tanto, mejor amigo de la que se suponía debía de casarse con el desperdicio de vendas.

—Cierto...

Ese pensamiento le seguía dejando una sensación extraña y un amargo sabor de boca.

Al llegar, se adentró en la casa y caminó hacia su alcoba, fue interceptado por la cabeza de la casa.

—Chuuya.

—¿S-si, padre? –se sostuvieron la mirada hasta que el pelirrojo la bajó con pena–.

—Acompáñame a mi oficina, hay asuntos que arreglar entre los dos.

—Cómo diga...

Ambos hombres se dirigieron a la oficina y estuvieron un rato allí dentro.

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Para la temprana tarde, Chuuya ya se encontraba en su habitación, acostado boca abajo en la cama con toallas húmedas sobre su desnuda espalda, Atsushi se encontraba colocando algunas otras en sus brazos llenos de heridas menores.

—¡Todo duele! No sabía que Pau-... mi padre, podía ser tan duro –se quejaba–.

—Bueno, para ser la primera vez que se esfuerza en los entrenamientos he de decir que es muy fuerte, señorito.

Se quedaron en silencio un momento, el menor seguía con su tarea cambiando los paños cada que dejaban de estar fríos.

—Oye Atsushi –el otro le indicó que prestaba atención con un sonido nasal–. Llámame por mi nombre.

De repente, el paño que el albino tenía en las manos cayó hacia el piso y se quedó estático, no podía creer lo que acababa de escuchar.
Al no sentir más movimiento ni escuchar nada, el pelirrojo giró su cabeza en dirección al chico.

—¿Atsushi?

—¿Es... enserio? –negó con la cabeza algo tosco–. No podría, usted es mi señor –continuó con su trabajo–.

El de ojos azules bufó, sí, estaba acostumbrado a que le llamasen con respeto, pero siempre se habían dirigido hacia él con su nombre, las palabras como "joven amo", "señorito" y demás le empezaban a incomodar mucho.

—Al menos cuando solo estemos tu y yo, te considero mi amigo y me incomoda que me llames como lo haces regulartmente.

—¿Su amigo? –sus ojos se iluminaron–. ¿De verdad soy su amigo? Nunca había tenido amigos... ¡suena genial!

"Sin duda sigue siendo un niño" fue lo que invadió su mente al ver como el chico aguantaba las ganas de saltar de alegría.
Distraídos en su pequeño festejo, se sorprendieron al escuchar a una sirvienta tocando a la puerta de la habitación.

—Adelante.

—Joven amo –reverenció–. Tiene visitas.

"¿Visitas ahora? Acabo de regresar de casa de Ember y el idiota de Dazai no se atrevería a venir, ¿o si?", empezó a divagara unos segundos, pero no se le ocurría quien podría ser. Y como si la chica tuviese algún tipo de poder para leer la mente, habló una vez más.