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Por supuesto no podía salir con "heridas" en el rostro y tampoco podía demostrar al mundo y al Duque, especialmente al Duque, que en realidad no tenía herida alguna, así que se las tuvo que ingeniar.

Lo que no podía creerse todavía es que la única máscara que Atsushi le pudo conseguir era la de un tigre blanco.

—¡Miren, miren!, ¡Un tigre! –habló un Niño llamando la atención de los demás–.

Al menos los entretendría más con aquella estúpida máscara que juraba destruir una vez regresaran al Condado.

—¿Hablas o ruges?

—¿Por qué caminas en dos patas?

—Si tu cara es blanca eres albino ¿no? Lo leí en un libro, ¿pero por qué tu pelo es rojo?

Los niños empezaron con una pregunta tras otra mientras que Chuuya trataba de guardar la calma y servirle la comida a los infantes, pero su nivel de paciencia estaba acabándose con rapidez.

—Bien niños, hoy de postre habrá pastel de chocolate, pero solo para quienes terminen su comida –sonrió mostrando un pedazo de pastel–.

Los niños inmediatamente se callaron e hicieron fila con entusiasmo para que les sirviesen la comida y pudiesen probar el pastel, Chuuya agradecía a Ember en sus adentros, estuvo a punto explotar.

Y hablando de Ember... después de dar el anuncio se había desaparecido, debía de ir a buscarla mientras que pensaba en cómo llevar acabo su plan.
Se escabulló por aquí y por allá hasta que la encontró en la cocina acompañada no solamente de Lucy, pero también del vizconde Mark.

Los tres se encontraban tratando de cortar el pastel, Mark quiso hacerlo por su cuenta pero terminó cortando unos pedazos más grandes y otros más pequeñas haciendo a las otras dos reír y regañarlo.

—Ya recordé el hecho de que apoyaba al segundo protagonista masculino... hacen tan linda pareja, es como ver un "que hubiese sido si..."

De la nada sintió que fue jalado y escuchó un montón de risas.

—¡Señor máscara de tigre, señor máscara de tigre!, ¡juegue con nosotros!

Chuuya suspiró, éste sería un largo día.

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—... ¿me permiten... tomar su orden?

—Una Redbull... Monster... Starbucks...

—Disculpe joven, pero no vendemos ninguna de las marcas de postres que acaba de mencionar –dijo la mesera un poco incómoda sin saber que hacer–.

—Por supuesto que no –murmuró levantando la cabeza de donde tenía la cara aplastada contra la mesa–. Deme un té negro tan fuerte que me deje en coma por exceso de cafeína junto a una tarta de limón, un pudín de caramelo, un tiramisú, un panecillo de crema de fresas... un pastelillo de moras y crema de avellana, un cupcake de red velvet... ¡y unos macarrones! Somos tres así que seis estarían bien, gracias.

La pobre mesera seguía escribiendo con rapidez en su libreta tratando de recordar todo lo mencionado.

—Pensé que comería algo ligero... –se quejó el marqués–. Al menos eso había dicho.

𝙳𝚄𝙺𝙴'𝚂 𝙽𝙴𝚆 𝙻𝙾𝚅𝙴𝚁 || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora