𝙳𝚄𝙺𝙴'𝚂 𝙽𝙴𝚆 𝙻𝙾𝚅𝙴𝚁 || Soukoku

|¹⁰|

□□□□□□□

La tensión formada en aquel pasillo era palpable a tal grado de poderse cortar con un cuchillo.

—Oh cielos, ¿pero de qué está hablando, joven Nakahara?

—¿De qué otra cosa podría hablar?, me cacheteaste en la habitación antes de que saliera.

—¿Por qué razón haría yo semejante cosa? –trató de excusarse–.

—Porque nos viste besarnos.

—Si eso es cierto, me gustaría recordarle señorita Christie, que poseo una estrecha relación con su padre y que tenía altas expectativas en usted, estoy en verdad decepcionado.

Su voz era tan seria que pareciese que todo lo que decía era verdad, cuando en realidad estaba disfrutando de hacer sufrir a la rubia.

—¡Duque! Esto solo es un mal entendido –apuntó al otro chico–. Todo es culpa de ese ladino‐...

Se quedó en silencio, había roto su imagen de dama frente a Dazai Osamu y sabía que de seguir hablando, solamente lograría arruinarlo más, estaba que ardía de furia por dentro.

—Le agradecería que no apuntase hacia mi fiancé.

El tono que utilizó le recordó una vez más a Chuuya del Dazai de tiempo atrás en la Mafia, no sabía si los escalofríos que sintió fueron por nostalgia, por miedo (porque sinceramente era en verdad aterrador), o por algo más.

—¿Fi-fiancé? –la chica se notaba descolocada por la noticia–.

De fondo Agatha pudo ver cómo era que el pelirrojo se burlaba de ella con una sonrisa de superioridad y el enojo dentro suyo crecía cada vez más.

—Por esta vez se lo perdonaré simplemente por mi amistad con su padre, pero que sepa que no habrá una próxima –tomó al chico por la cintura y se giró con él dándole la espalda–. Si me disculpa, ahora iré a atender la herida de mi prometido, que pase buena noche.

□□□□□□□

El par de jóvenes nobles se encontraban en el carruaje del duque, sentados uno frente del otro.

—La hija de un Conde no golpea a nadie así de la nada y como dudo que fuese porque intentases cortejarla –sonrió con algo de amenaza al decir aquello–. ¿Qué fue lo que pasó realmente?

Chuuya bufó, no le tenía que dar explicaciones, era su vida y él mismo podía valerse sin necesidad de alguien más y en especial si era la caballa aquella.

—No tengo porqué darte explicaciones –dijo cruzándose de brazos–.

—Tienes razón, no tienes por qué.

—Entonces, si lo entiendes no preguntes.

—Está bien –mencionó en tono aburrido–.

El de mirada azulada se quedó extrañado, Dazai no simplemente dejaba las cosas así por que sí y menos si se trataba de Chuuya, ¿sería que estaba tramando algo?
Una mano acompañada de un gentil gesto de caricia en su mejilla le distrajo de sus pensamientos.