Mariposa ególatra (e)

9 4 2
                                    

Contigo soy una mariposa, pero tú me ves de frente, justo en la posición en la que ves mi rostro y dos hilos delgados como alas. Para ti soy solo eso: un rostro con dos hilos en cada costado. Nunca te has tomado la molestia de observarme más a detalle. Por ejemplo, si te acercas un poco más puedes ver que tengo los ojos cafés. También podrías ver las hermosas alas que tengo. Las más anchas, coloridas e imponentes que cualquier otra mariposa que conoces. A diario ellas me ayudan a volar grandes alturas, desde allá veo bellas imágenes del mundo siendo solo pequeños puntitos andantes.

Pero, tú me ves, y solo piensas que soy una cabeza con patas y cosas a los lados. Así de poco te importo que no me has rodeado para notar los hermosos paraguas que me adornan. Me juzgas como si me conocieras por completo. No sabes nada. No quieres saber nada. No tienes derecho a hablar de mí.

No te interesa ver mis alas o cualquier cosa sobresaliente que tengo. Lo sobresaliente no es cualquier cosa que ellos te puedan decir; es lo que tú intuyas mágico. Ni siquiera soy sobresaliente porque ellos lo digan. O en parte sí, porque la magia existe para ser captada por los corazones, de lo contrario no tendría sentido. Vivimos gracias a que somos sentidos.

¿Qué pasará cuando la mayoría se vaya, a casi todos les desagrade, y mi reinado acabe? Estoy tan acostumbrado a sus caricias por mis cualidades que no tenerlas me parece tormentoso. Creo que sí vivimos para los demás también. Nadie soportaría ser invisible. No somos tan omnipotentes como para vivir sin la ayuda de alguien. No somos pueblos completamente autosuficientes. Quizá eso, para bien o mal, nos obliga a ser unidos todavía. Y yo no te agrado, no, por eso estoy haciendo berrinches internos, pues a la mitad del mundo le agrado y estoy acostumbrado a las sonrisas, pero no creo justo tu comportamiento. Eres injusto y yo un ególatra de closet al que le brillan los ojos color rojo cuando su mente hace recuento de todas las atenciones. Ese recuento me lastima también, pero ante mi vacío interno lo único que me queda es hurgar desesperadamente en mi memoria todos los momentos en que me demostraron -y le demostraron a los demás- que yo era alguien. Que a pesar de las cosas que creo horribles en mí, siguen dándome mi lugar en el mundo. Pero eso se vuelve una trampa.

Sin embargo, dejando de lado mi costumbre, lo que haces es injusto.

Aunque, ahora debo estar mejor trabajando en mi amor propio, dejándome de tratar como una alcancía de sonrisas y reverencias que está volviendo a laborar después de tres años sedada por múltiples fallos en el sistema, y tratándome de convencer que soy alguien a pesar de lo que pueda decir cualquier persona. Devolverme esa perspectiva de hace dos meses.

Desde hace mucho no soy auténtico, pero constantemente cambio de hogares, personalidades y estados de humor solo para sobrevivir, ser más pleno y darme a respetar. Tampoco puedo decir que soy falso porque trato de ser lo más auténtico posible... solo digo que no vivo tranquilo desde hace años. La última gran experiencia que recuerdo fue mi primer viaje a la playa. Aquello fue hermoso.

Quizá debo dejar de enfocarme en ti. Si para ti soy alguien torpe, no debe afectarme. Tampoco que hables mierda de mí. Mejor disfruto mis viajes a grandes alturas, que quién sabe si el mundo supiera realmente quién soy, lo que me gusta y mi manera de pensar, me daría la espalda y olvidaría inmediatamente entre habladurías y lamentos de decepción. Mejor trataré de no valorarme respecto a su percepción de mí. Aunque es difícil, porque todo eso es una adictiva miel que vuelve loca a esta inestable, joven y acomplejada mariposa de alas color amarillo.

Pestañas largas y tristes (poemas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora