Envidio que comas pizza cada tarde sin sentir remordimiento o miedo a subir de peso. Yo a veces no puedo comer siquiera un sándwich sin verme al espejo asustado por si bolas de grasa mágicamente se añadieron a mi cuerpo. O si mis cachetes engordaron. O si mi abdomen no tiene el grosor que me gusta y que amo de otros.
Envidio que comas sin engordar. Envidio que comas sin importarte nada. Yo a veces quisiera dejar de comer para mantener esa complexión esquelética que en días de estreñimiento adquiero.
"¿Por qué tengo que engordar?" me pregunto. La comida a veces me asusta. Quisiera ser como me gusto siempre. Quisiera sentirme bien todos los días. Y tú, mírate, comiendo pizza y cheetos flaming hot todos los días y sigues siendo delgado. A ti no te asusta comer. Yo siempre tengo que mirarme al espejo para ver si sigo gustándome.
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Pestañas largas y tristes (poemas)
Poesía¿Acaso desde pequeño mi destino emocional estaba a la vista de todos? ¿Las ventanas a mi alma debían tener cortinas que dieran pista de lo que hay dentro? De ser así, no me hubiera asustado tanto cuando experimenté por primera vez sentir que mi vida...