𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒂𝒍𝒐

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Estimado lector:

Los próximos  capítulos están dedicados a tres artistas que son especiales para mí. En este caso, los paréntesis son de ellos. Yo solo me he tomado la libertad de escribirles una pequeña historia a sus fanarts. Los artes que se adjuntan al final son de su autoría

Con afecto, 🌻.



En agosto recibió el regalo de parte de su hermana, y desde aquella fecha ella le insistió hasta el cansancio para que lo usara. La pequeña de los Tatsumi se dio el lujo de recurrir al chantaje con su hermano mayor, diciéndole una frase amenazadora.

—No te vuelvo a regalar nada, nunca más. Los compré pensando en ti.

—¡estas cosas no me gustan! ¡no los uso!

—Haz lo que quieras.

Kanako le respondió muy ofuscada una de sus respuestas favoritas que siempre le dedicaba a Morinaga. Debido a ese peso de conciencia decidió que los usaría en la cena de navidad, no pasaría vergüenzas, solamente estaría en compañía de su familia.

...

Morinaga parecía un niño con demasiada energía en el vagón, movía el pie rítmicamente tratando de controlar su ansiedad por regresar a casa. En cuanto salió de la estación de tren se apresuró por llegar a la casa de su familia en Nagoya.

Llegó a casa y antes de tocar el timbre sacó de su maleta de viaje su gorrito de navidad, Kurokawa con una diadema de reno le abrió la puerta y se saludaron efusivamente. Por exigencias de Kanako esa noche todos debían usar un gorro navideño.

Fue recibido por su familia, el patriarca de los Tatsumi se acercó para darle la bienvenida. Fue saludando uno a uno, desde el más grande hasta el más pequeño, pero su persona favorita en el mundo no aparecía por ahí.

Desde que cruzó el umbral tuvo ganas de preguntar por él, pero sería una descortesía. Isogai se dio cuenta de que sus ojos buscaban con desesperación a alguien más, se acercó y en complicidad le susurró:

—lo que tanto buscas está en la cocina —los ojos de Morinaga brillaron y en silencio agradeció tal acto de bondad de aquel siniestro ser humano.

Sigiloso fue hacia ese rincón de la casa, dejando atrás la música y la conversación del resto de la familia. La espera valió la pena.

Souichi estaba comiendo furtivamente unos bocadillos que estaban en una bandeja sobre la estufa, volteó al sentirse observado.

Morinaga quedó boquiabierto al ver a su senpai. Su esbelto cuerpo y sus piernas de escándalo estaban envueltas en una prenda demasiado excitante para sus ojos. Un pantalón de cuero era cubierto por el abrigo over size gris y sobre su cabeza un gorro igual al suyo.

Souichi lo miró con las mejillas llenas de comida y sintió la mirada feroz de aquel lobo hambriento.

—Estoy-en- casa...—alcanzó a mascullar Morinaga sin mirarlo a la cara, sus ojos estaban ocupados en otras partes de su anatomía.

...

La casa Matsuda se llenó de más familia, y fueron invitados a quedarse allí para pasar la noche y compartir la mañana de navidad. De repente Souichi se sintió asfixiado ante tanta gente y le dijo a su familia que lo mejor sería regresar a su departamento. Padre le dijo que no se preocupara por el espacio, todos tendrían un buen lugar para dormir.

Lo que Souijin no sabía es que su hijo se sintió observado toda la velada. Morinaga nunca le quitó la mirada de encima, y en esos ojos de color bosque solo veía un hambre voraz y aquello también lo tenía excitado. Para no levantar sospechas a su padre, decidió excusarse con amabilidad.

Lo mejor será regresar a casa. Morinaga está cansado del viaje y yo también estoy exhausto por el trabajo de esta semana—.

Sin dar más explicaciones al resto de su familia, ambos desaparecieron deseando llegar pronto a su departamento.

...

Con desesperación Morinaga buscó las llaves de la casa, los besos en las escaleras subieron de tono a tal grado de la desesperación. Tan pronto estuvieron dentro, Morinaga arrinconó a Souichi en la pared. Lo tomó de las piernas y lo subió a su cuerpo, no contaba con la colaboración de su senpai, pues en ese momento acomodó los brazos sobre sus hombros.

Llegaron a la sala con besos desesperados, Morinaga se detuvo para notar las luces del árbol de navidad en medio en la oscuridad. Se sintió tan complacido de que su amado Souichi se tomara la molestia de adornar su hogar a pesar de su ausencia, pero ese sería tema para otra ocasión.

Sus manos acariciaban las piernas de su senpai, enfundadas en aquella prenda tan exquisita. Recorrió su longitud mientras sentía caricias en el cabello. Pronto se detuvo para palpar con perversión ese trasero.

—Souichi-san hoy estás adorble...

—¡Cállate!

Tatsumi lo enmudeció con un beso nervioso mientras lo empujaba al mueble y se sentaba a horcajadas en el regazo de Morinaga.

Miss Book

Para: ShimaASZ

Para: ShimaASZ

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