𝑬𝒍 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐

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No sabía cómo demonios había llegado a ese momento de su vida.

-ahora del otro lado...

Souichi estaba cediendo de forma blandita y sin rechistar a las indicaciones que Tetsuhiro le daba.

-ahora abajo...

Quería con todas las fuerzas de su alma que ese momento se terminara de una maldita vez. Tenía muchas ganas de gritar un par de groserías, pero la espuma en su boca se lo impedía.

Por alguna extraña razón se metió solo en ese embrollo. Estaba seguro que eso era muchísimo mejor a otra cosa. Esa mañana al despertar, Morinaga estuvo muy muy cariñoso y un tanto insistente en repetir lo de hace dos noches.

Por supuesto que Souichi sí quería, pero conociendo lo bestia que podía ser Tetsuhiro no iba a correr el riesgo de cansarse a primera hora. Fue entonces que llegaron a ese trato. Dejarse cepillar los dientes en vez de hacer el amor.

Como era de esperar Tetsuhiro selló el trato con demasiada alegría y felicidad. Y por ese motivo estaba frente a él con la boca espumosa.

-Ahora escupe, Senpai...

Souichi se estaba poniendo agrio ante la deslumbrante felicidad del tipo. Su sentido benevolente se estaba caducando. A cambio se estaba poniendo alerta, solo era cuestión de verle un gesto sonriente más a ese idiota y sería el final de semejante humillación.

-Di AAAA, hay que limpiar la lenguaaaaaa

Morinaga estaba en las nubes en ese momento, ni en sus más locos sueños imaginó poder cepillarle los dientes a Senpai. Era una situación ridícula pero se sentía tan feliz de vivir el momento. Notó que esas cejas rubias se estaban juntando más y más, el mal humor estaba saltando la vista a cada segundo que pasaba.

Definitivamente aprovecharía cada momento. Cualquier golpe que recibiera a cambio valdría totalmente la pena. Con la toalla de mano secó las comisuras de su endemoniado novio.

-¡listo, Senpai!

Expresó desbordando felicidad mientras que el demonio estaba generando una aura oscura y maquiavélica en el aire.

-¿ya-estás-con-ten-to? ¡aquí murió el trato! -la impaciencia en cada sílaba pronunciada.

Morinaga sonrió y lo abrazó con fuerza.

-No solo estoy contento, estoy feliz. -dejó un beso sobre su cabello y se separó para mirar el rostro enojado de Souichi.

Al notar que no escuchó un reclamo en particular, pegó su frente con la de Senpai y en susurros le dijo:

-Tú me haces muy feliz...-acto seguido buscó la mano de Souichi para llevarla al centro de su pecho. En el nacimiento de su acelerado corazón.

Tatsumi se olvidó de su creciente enojo al sentir los pálpitos acelerados de ese pecho. Su mano se quedó ahí, sintiendo el calor corporal y el aroma de Tetsuhiro. Comprendió que él no era el único que sentía esas palpitaciones.

Aquella situación también fue demasiada para su corazón y en su mente aún hacía eco las palabras de Morinaga. Él con su amenazadora existencia lo hacía feliz, ese chico lo amaba de verdad. Tetsuhiro era el único que le soportaba su carácter tan volátil sin amedrentarse.

Los sentimientos de Morinaga eran muy fuertes y él se sentía inmerecedor de tanto amor.

-Te veo afuera-le dijo a su senpai embelesado y calmado, conocía de los efectos calmantes de sus abrazos. Dejó un beso en su frente y en sus labios y se retiró para darle espacio.

Cuando estuvo a solas, Souichi se llevó la mano al pecho porque justo en el centro también estaba con pulsos acelerados. Se miró al espejo y un notable sonrojo le devolvió el reflejo.

Sí, también lo había disfrutado.

Sí, también lo había disfrutado

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