—Morinaga, ya.
Tetsuhiro seguía insistiendo por un poco de atención, toda la tarde estuvo muy paciente y respetó el espacio que Souichi-san necesitaba para trabajar a solas. Lo único que podía hacer por su senpai era cocinar buena comida y darle paz.
Salió a dar un paseo a solas, el ocupado Tatsumi ni se dio cuenta cuando salió de casa, en su regreso fue cuando cayó en cuenta que se había ido.
«¿a caso estaba afuera? ...» pensó Tatsumi mientras le echaba un último vistazo a sus avances del día y a Morinaga entrando a casa con unas bolsas en sus manos. Complacido por su trabajo bajó la tapa de su laptop y tronó sus falanges como señal de haber terminado.
Se movió hacia la cocina para tomar agua, mientras estaba en ello Tetsuhiro intentó hacer plática pero no estaba de humor para continuar la conversación. Morinaga al darse cuenta decidió buscar, por lo menos, un beso. Enfocó sus energías en ello e inició a molestar un poco a su senpai.
—Dame un besito al menos, ¿sí? —
—no
—Porfis porfis —suplicaba con los labios en morro y las manos juntas
—no jodas, Morinaga...
—dame un besito y ya, no te voy a molestar más —lloriqueó infantilmente Morinaga
—no
—¡anda, anda, anda, anda, anda, anda! dame un besito, dame un besito, dame un besito, dame un besito, dame un besito...
Morinaga inició una persecución por toda la casa con boquita de pescado, Souichi correteaba de un lugar a otro mostrando su negativa. Al fin el cazador arrinconó a su presa, Morinaga estaba convencido de que su besito pronto llegaría, cerró los ojos cuando estuvo a escasos centímetros de su amado cuando de pronto...
—¡TE DIJE QUE ME DEJES EN PAZ!
Tatsumi Souichi le dio un fuerte golpe en la nariz, Morinaga sintió el puño del amor sobre su cara en cámara lenta. Sintió un dolor indescriptible al mismo tiempo que escuchó algo romperse dentro de su cuerpo. El chico con boquita de pescado cayó desde su altura envuelto en ríos de sangre y del impacto se desmayó.
—te lo mereces— dijo Souichi sacudiéndose las manos.
Bajó la mirada al suelo para encontrar al hombre desfallecido, ojiplático se aterrorizó de la escena. Movió con un pie a su compañero de piso, le llamó por su nombre y el soldado caído no dio señales de vida.
—Mierda, Morinaga despierta.
Se arrodilló ante el cuerpo inerte y se preocupó muchísimo, esta vez se le había pasado la mano. Lo movió de nuevo, esta vez con gentileza pero el cuerpo no reaccionó. Se llevó las manos a la cabeza en señal de desesperación. Lo miró fijo pensando que el chico se levantaría en medio de risas, todo parte de una broma la cual no fue así. La realidad le golpeó en lo más hondo de su corazón.
—Mori. Morinaga, despierta. ¡Maldición!
Lo agitó un poco más y lo único que obtuvo fue que la hemorragia fluyera más. Se asustó muchísimo y sus ojos se empezaban a nublar por las lágrimas contenidas. Pegó su oreja a su pecho y percibió los latidos del corazón.
No sabía si debía darle la RCP, observó a detalle y miró su nariz desfigurada, el fluido rojo seguía emergiendo, con manos temblorosas marcó en su móvil el famosísimo 911. Con voz trémula y nerviosa dio la información a la operadora, cuando colgó continuó intentando por reanimar al desfallecido hombre
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Entre Paréntesis
FanficRelatos cortos de aquello que no se ve y me gusta imaginar. Los personajes pertenecen a Hinako Takanaga.