𝑵𝒖𝒍𝒂 𝒐𝒑𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅

155 20 6
                                    

Miharu estaba suspirando en cada rincón. Souichi la miraba con recelo y le escuchaba con fastidio.

No podía emitir queja alguna porque ella estaba siendo responsable y diligente con su trabajo, aunque estaba admitiendo que su comportamiento le estaba colmando la paciencia.

La chica una vez más exhaló fuerte y profundo, esto no lo pasó por alto. Se cansó de ser «buena persona».

—¿Qué pasa, Miharu?

Cuestionó en un tono seco, como queriendo controlar su poca paciencia.

La chica le miró sonrojada por el llamado de atención de su superior.

—Eh... Tatsumi-senpai...— abandonó su quehacer para acercarse al temible demonio del laboratorio.

Souichi vio que el lado «chismoso» de la chica se activó cuando le habló con susurro y se acercó hacia él con cautela.

—¿Qué?— dijo un poco a la defensiva e intimidado.

—¿Usted sabe si Morinaga-san tiene novia?— preguntó la chica con gran interés en esa respuesta.

El demonio sintió algo de incomodidad en su pecho, un poco de vergüenza al pensar un «¡pero yo soy hombre!» al ser mencionado el término femenino; vergüenza al instante de reconocerse como pareja de aquel chico.

—¿Por qué te interesa saber? — respondió con una pregunta, un tanto agresivo.

Miharu no lo interpretó mal, sino como una respuesta natural de parte de su senpai. Ya se sabía que a él no le gusta el chisme ni los temas quisquillosos del amor.

—Porque hoy que lo he visto después de un tiempo, me parece un tipo estupendo.  Morinaga-san es un chico inteligente y exitoso, es un buen partido. Tiene un lado amable que resulta tierno, además de ser, evidentemente, MUY GUAPO.

Respondió muy reflexiva y resuelta. Souichi abrió los ojos al escuchar lo último. Y es que, no podía negar que Tetsuhiro era eso y mucho más.

La lista de Tatsumi era más larga que la de Miharu, ella solo destacó cosas superficiales. Souichi lo conocía mejor y sabía que tenía mejores cosas que decir de él, por ejemplo:

1. Cocina superrico. (La comida siempre es lo primero).

2. Es un chico muy atento.

3. Demasiado empático para su propia salud.

4. Responsable en todo lo que hace.

5. Es cariñoso en exceso, o tal vez sucede que él no está acostumbrado a tanta atención afectiva. (reconocer esto le causó un sonrojo)

6. Tiene un corazón de pollo. Es capaz de llorar con una película. (Dibujó una leve sonrisa por esto)

7. Cumple sus promesas sin importar qué.

8. Sus abrazos saben a hogar.

9. Besa rico. «mierda, Souichi »

10. Coge ri... «MALDICIÓN, SOUICHI»

Tatsumi detuvo sus pensamientos porque la mirada interrogante de Miharu era demandante. El hilo de sus pensamientos rayaron en lo inmoral y vergonzoso. ¿De dónde mierda había sacado esa lista?

—¿Senpai? ¿Usted sabe si está con alguien?

— No lo sé.

La chica tomó esa respuesta como una área de oportunidad y muy animada le respondió a su jefe...

—uy, entonces tengo que intentarlo con él.

Tatsumi se paralizó ante esa respuesta, la mujer podía ser insufrible. Sintió agruras, o como un golpe en el estómago, no supo definir esa sensación.

—NO.

—¿Qué? ¿por qué no, Senpai?

No sabía qué decir, ni como arreglar aquello, lo único que tenía claro era que no le agradaba la idea que su kohai estuviera detrás de Morinaga.

«A él no le gustan las chicas, le gusto YO» pensó en cuestión de nano segundos.

—No tienes oportunidad, Morinaga en estos momentos está enfocado en su carrera— dijo tratando de responder con un tono casual, escondiendo su rostro en la mirilla del microscopio para  que la chica no viera la piel carmín de sus mejillas.

—pero... Senpai, nunca está de más intentar.

La chica seguía insistiendo con terquedad.

—¡QUE NO! DEJA EN PAZ A MORINAGA. Ahora regresa a tu trabajo.

La chica miró asombrada a su jefe que, de un momento a otro se puso totalmente irritable e insoportable.

—Sí, señor.

«Por eso nadie lo quiere, por insensible» pensó con amargura Miharu.

Souichi decidió quedar en silencio mientras el enojo se le pasaba. Definitivamente esa noche iría a tomar con ellos, no iba a permitir bajo ningún concepto dejar a Morinaga en manos de esa loca obsesionada.

«Morinaga está con-mi-go» pensó mientras chirriaba con odio los dientes.

Sí, en definitiva... sintió celos.

 sintió celos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miss Book



Entre ParéntesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora