𝑫𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒄𝒆𝒓𝒕𝒂𝒅𝒐

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—¡No-no te atrevas a entrar!

—Vamos, Senpai. Sí quieres hacerlo.

Decía Morinaga con arrogancia mientras lo veía a través de la pared de cristal. Se fue quitando las prendas de forma lenta y seductora.

Los besos que se dieron en el mueble fueron la señal perfecta para él. Se los correspondió uno a uno con la misma intensidad. Después de un mes de separación le hacía falta ese tipo de contacto con él. Ansiaba ser más íntimo y susurrarle cosas tiernas al oído mientras colisionaba con violencia su cuerpo una y otra vez.

Souichi miraba con atención cada capa de ropa que desaparecía entre esas hábiles manos. El agua de la regadera seguía fluyendo, silenciando un poco su acelerada respiración.

Se olvidó que su cabello aún tenía restos de shampoo, ya nada le importaba porque su atención estaba en el torso desnudo de su invasor.

Él entró a la regadera.

Tu cuerpo me dice que lo deseas tanto como yo— besó su cuello mientras lo acercaba a su cuerpo.

Souichi respondió sus besos con naturalidad.

—¿Lo sientes?— Morinaga friccionaba sus miembros erectos— tu cuerpo no miente. Estás deseando con pasión hacerlo ...

Souichi jadeó al sentir las manos ajenas juguetear con su cuerpo mientras que su boca era invadida con demasiada sensualidad.

La masturbación ya no era suficiente, plácidamente Tetsuhiro encontró la entrada de Souichi.

No-no quiero ....Ah ah

Expresó su negativa en medio de jadeos. Fue ignorado, Morinaga desesperado y excitado necesitaba estar dentro de él, solo necesitaba un poco más para poder dilatar adecuadamente a su senpai.

Lo pegó a la pared. Cerró la llave para evitar accidentes. Sujetó las caderas de Souichi y las alineó para penetrar con la poca calma que le quedaba.

La mente de Souichi estaba en negativa. Su cuerpo estaba disfrutando cada beso y caricia, anhelaba la invasión de Morinaga, pero su mente no aceptaba las circunstancias.

—Aah...

Morinaga suspiró de puro placer al entrar despacio en aquella cavidad cuando de repente Souichi se separó abruptamente.

—NO QUIERO, MALDITA SEA. NO ME GUSTA. NO ESTÁ BIEN. ES ASQUEROSO.

Y le dio una bofetada a Tetsuhiro. En los ojos de su senpai encontró miedo y asco. Por su parte, Souichi encontró tristeza y decepción en la mirada color bosque.

No tenía nada que hacer allí. Lo entendió en ese momento. El viaje había sido una pérdida de tiempo. Al final fue verdad, Souichi nunca lo extrañó.

Aún con el cuerpo mojado buscó sus prendas y se vistió.

— Morinaga. Morinaga. ¿A dónde vas?

—Jódete, Senpai.

Dijo con lágrimas en los ojos mientras cerraba la puerta del baño. Buscó su maleta que estaba en la sala y se la colgó al hombro.

Tatsumi solo escuchó el portazo. Sabía de sobra que Morinaga se había ido. Su corazón quería ir por él, sus sentimientos estaban en el límite,pero sus mente le gritaba que fue lo mejor.

Y ahí bajo la regadera, tratando de encontrar la cordura en el agua helada, sabía que al regresar a Japón él ya no estará.

Y ahí bajo la regadera, tratando de encontrar la cordura en el agua helada, sabía que al regresar a Japón él ya no estará

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