Tratado

1.7K 214 6
                                    

Por los pasillos de la Gran tumba de Nazarick, un hombre de mediana edad con cabello rojizo caminaba escoltado de las Lupusregina y Yuri Alpha.
El hombre de mediana edad miraba asombrado el 'palacio' al que lo habían llevado, durante su estancia en el mundo inferior, no había visto una construcción con tal nivel de detalles y lujos.

"Es hermoso." Comentó en tono alto, generando una leve sonrisa en las pleyades presentes.

"Para nosotras es un orgullo ese reconocimiento." Respondió Yuri Alpha deteniendo su paso frente a una puerta de enorme tamaño.
"El supremo lo espera tras está puerta."
Agregó mientras la puerta lentamente se abría, con solo unos centímetros de visión, el hombre por primera vez en su larga vida experimento el terror.

Seres heteromorficos hacían acto de presencia junto con esqueletos vivientes, todos permanecían en una posición rígida que sería la envidia de cualquier general. El hombre temeroso por su futuro, camino hasta el centro de la Gran sala, podía sentir la hostilidad de todos los presentes dirigida a su persona.
Frente a él, cinco seres heteromorficos escoltaban a lo que el describiría como, 'el amo de la muerte'.

"Me alegra que haya aceptado mi invitación." Hablo Momonga desde su trono.

"Cómo...como podría rechazarla." Respondió con nerviosismo, sin recibir ninguna orden el se arrodilló frente al ser que posaba en el trono.

"No es necesaria esa acción, dios Ares." Comentó el no muerto, provocando que el susodicho se pusiera de pie. "Lo invite a este recinto, construido por mis más preciados amigos y yo, por qué creo que hay un desbalance en el mundo."

Las palabras del no muerto inquietaban al Dios, pues el que podría ser el enemigo más grande de los niños se encontraba frente a él, cualquier Dios o mortal que se enterará de eso, se encargaría de eliminarlo por ese acto de 'traición a la vida'.

"Desde mi despertar, he podido notar que solo una región es capaz de almacenar riquezas y prosperidad. Tú múltiples veces has tratado de invadir ese lugar ¿Me equivoco?"

Ares sorprendido por lo revelado, se planteó incluso que antes de la creación él ya habitaba el mundo inferior. Quizá era él creador del calabozo si tenía a tantos seres heteromorficos en su aposento.

"Sólo es una vieja tradición, realmente no tenemos conflictos con Orario." Respondió Ares de manera incómoda, su orgullo como ser celestial cada vez era más herido, pero ese mismo orgullo lo había guiado a esta situación sin escoltas.

"Entiendo..."

Por un momento la sala se envolvió en absoluto silencio, el Dios podía oír incluso los diferentes tipos de respiración de las criaturas que estaban a su alrededor.

"De igual manera me gustaría brindarle la ayuda que quizá necesita. Armamento y preparación para sus unidades militares."

Momonga realizó un gesto con el cuál CZ se mostró frente a su invitado con una espada de Yggdrasil.
El Dios de La guerra no pudo ocultar su emoción por lo que había frente a él. Un arma que despertaría la envidia de grandes artesanos e incluso uno que otro Dios de la forja.

"Nosotros tenemos un principio de no intervenir en la vida mortal, pero tampoco podemos permitir la injusticia y abuso del poderoso."
Menciono Momonga observando al Dios cómo lentamente caía en la tentación, su hipótesis y los reportes otorgados por los elfos eran ciertos. Aquellos proclamados Dioses en este mundo eran vulnerables a las pasiones mundanas como el poder, la belleza, gula, avaricia.

El objetivo del supremo era uno, conocer todos los secretos que albergaba el calabozo. Para esto necesitaba un aliado que les permitiera ingresar a este con toda la libertad. Su naturaleza coleccionista le obligaba a querer saber todo del mundo y sus secretos al igual que buscar aquellos cristales con porcentaje de divinidad, evitando el conflicto con los seres que habitaban este mundo.

"¿Ustedes no intervendrán?" Preguntó el Dios con confianza, buscando una garantía a la palabra del ser frente a él.

"Le doy mi palabra, además... " Moviendo levemente su mano como señal, Lupusregina entro a la sala. "...en garantía a mi palabra dejaré a uno de mis queridos seguidores bajo su cuidado."

La pleyade realizó una leve reverencia al Dios, el cual disipó sus dudas y buscando el valor desde lo más profundo de su ser hizo la pregunta que más temor le daba.
"¿Cuál será el precio a pagar por su ayuda?"
Él sabía que en las cuencas de aquel esqueleto no había nada, pero por un momento el pudo observar un brillo rojizo.

"Durante mi estancia en la superficie esto no existía... " Respondió mientras en su mano mostraba la piedra púrpura. "...usted me entregara la mayor cantidad posible de estás. ¿Le parece justo?"

Ares sabía que la diferencia entre los monstruos del calabozo y los del exterior solamente era la fuerza, ambos tenían la piedra púrpura que les otorgaba vida.
"Me parece justo."

"¡Maravilloso!" Exclamó con entusiasmo Momonga. "Le parece si para conmemorar este acuerdo, festejamos un festín."

"Cla...claro." Respondió con nerviosismo pues desconocía la dieta de ellos.

En el calabozo el grupo de Bell acababa de cumplir la petición de Sebas, tras un día entero con múltiples irregularidades, por fin habían conseguido el drop item.

"Bell-san, ¿Ya nos podemos retirar?" Preguntaba una agotada Lili.

Sebas examinó el item, al mismo tiempo que tomaba algunos de los cristales púrpura que yacian en el suelo. Tras unos segundos examinando el mayordomo se puso de pie.
"Cumple los requisitos Bell-san. Podemos retirarnos." 

Lili y Haruhime suspiraron aliviadas, mientras que Mikoto y Welf observaban con duda al hombre de avanzada edad, habían huido múltiples veces y enfrentado a varios enemigos pero él era el único que no se veía agotado, incluso Bell comenzaba a tener una respiración un tanto pesada.

-Sebas-san, solicita el supremo tu regreso a Nazarick. Cómo orden adicional no debes entrar en contacto con Aure ni Mare.-

-Entendido-

Un nuevo gremio en OrarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora