Puestos a prueba

536 65 5
                                    

La misteriosa mujer se detuvo en el centro del estanque, con la bruma arremolinándose a su alrededor. Levantó el rostro, revelando unos profundos ojos violeta que escrutaron a cada miembro del grupo.

"He esperado este momento por mucho tiempo" - habló con voz suave pero clara - "Ustedes son la clave para restaurar el equilibrio que se ha perdido."

Los aventureros se miraron desconcertados. Bell dio un paso al frente, armándose de valor.

"Disculpe, pero no comprendemos sus palabras. ¿Quién es usted y qué busca de nosotros?"

La mujer esbozó una sonrisa críptica.

"Pueden llamarme Iris. He venido a guiarlos hacia su destino... hacia aquello que persiguen."

Dicho esto, extendió una mano hacia Bell, invitándolo a acercarse. El joven aventurero sintió el impulso de tomarla, como atraída por una fuerza invisible. Pero Ryuu lo detuvo, interponiéndose con gesto protector.

"Espere Cranel-san, no podemos fiarnos así nada más. ¿Cómo sabemos que no es una trampa?"

Iris entornó los ojos, intrigada por la desconfianza del muchacho.

"Tienes razón al dudar, joven elfa. La sabiduría nace del equilibrio entre fe y precaución. Pero no hay tiempo que perder."

Tras esas misteriosas palabras, comenzó a caminar elegantemente sobre el agua, internándose en la niebla. Los aventureros se miraron, indecisos sobre si seguirla o no.

"Debemos informar a Hermes-san sobre lo ocurrido", propuso Asfi. Sin embargo, Ryuu la detuvo.

"Si alertamos a los demás, los otros dos grupos vendrán aquí. No sabemos cómo reaccionará esta misteriosa mujer".

"Debemos seguirla", sentenció Bell, provocando desconcierto en sus compañeras. "No conocemos la ubicación del resto, pero ella mencionó las mismas palabras que Hestia-sama usó aquella noche: 'restaurar el equilibrio'".

Las aventureras sabían que la determinación de Bell no estaba bien fundamentada. Pero algo en su interior las impulsó a aceptar y confiar en su instinto.

Con decisión, los tres se adentraron en las cristalinas aguas tras los pasos de Iris. La frescura y pureza del manantial reconfortaba sus agotados músculos, aliviando las heridas del viaje. Pero, lentamente, notaron cómo el entorno se difuminaba, como si la bruma regresara tornándose más espesa a cada paso.

Sin poder evitarlo, el trío de aventureros fue separado por la niebla. Bell llamó desesperado los nombres de sus compañeras, pero no obtuvo respuesta. Estaba completamente solo en medio de esa opacidad blanquecina.

De pronto, una silueta familiar se recortó frente a él. La figura de Iris emergió de la neblina y lo observó fijamente con sus misteriosos ojos violeta.

-Tranquilo, no estás solo. No debes temer si sigues tu corazón.

Tras decir eso, la mujer volvió a internarse en la espesura. Bell dudó un instante, pero reuniendo valor, se adentró tras ella en la bruma.

Bell caminó con cautela siguiendo la silueta de Iris hasta llegar a un claro rodeado de majestuosos árboles. La mujer se detuvo y se volteó para encararlo.

"Has demostrado valentía al seguirme hasta aquí solo. Pero se necesita más que coraje para llevar a cabo la misión. Debes demostrar tu templanza y discernimiento."

De pronto, una intensa luz brotó frente a ellos tomando la forma de una daga resplandeciente clavada en una roca.

"Ahí tienes un arma poderosa para ayudarte en tu búsqueda. Pero recuerda que la verdadera fuerza viene de tu interior. Usa la daga si la necesitas, pero siempre con prudencia."

Un nuevo gremio en OrarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora