Un nuevo gremio en Orario

La primera 'niña'

Felina golpeaba intensamente un bloque de hielo como parte de su entrenamiento, gotas de sudor resbalaban por su rostro y su respiración agitada, revelaban que se encontraba realizando dicha acción desde hace tiempo.

Ella sentía como sus músculos palpitaban al mismo tiempo que sus movimientos se hacían más lentos. Estaba agotada, sin embargo, había recibido la orden de continuar con dicha práctica hasta el regreso de Cocytus.

En la mente de la joven se cuestionaba sobre si su nivel actual sería suficiente para plantarle frente a un aventurero, pero sin importar cuánto tiempo analizará aquella pregunta nunca encontraba una respuesta certera.

Sus ataques cesaron, miro fijamente el bloque de hielo. Estaba intacto, sin importar cuánto tiempo lo había golpeado, este seguía igual. Ella mostró una expresión de decepción antes de caer de rodillas en la fría nieve del séptimo piso.
"Con este nivel no podré salvar a Cami." Murmuró dejando salir algunas lágrimas.

Con sus puños comenzó a golpear la nieve con fuerza al mismo tiempo que gritaba llena de irá. Sus movimientos eran tan erráticos que sin percibirlo, el anillo que le había dado su protectora, Albedo, se perdía entre la nieve, dejandola vulnerable al clima hostil del lugar donde se encontraba.

Sus piernas, que se encontraban en contacto directo con la nieve, fueron las primeras en sentir el daño. Un ardor inimaginable recorría de manera veloz su cuerpo inferior, ella intento levantarse, pero el hostil clima había inmovilizado sus músculos.

La segunda zona que se vio afectada fue su cara, la brisa que recorría el lugar era tan helada, que pequeñas zonas de su rostro parecían volverse cristal. Sentia como sus labios se caían milímetro a milímetro, quería gritar, pero su garganta estaba congelada. Su vista parecía apagarse, aquel escenario blanco con el que se familiarizó por tanto tiempo, lentamente se volvía negro.
"¿Se puede morir dos veces?" Se preguntó internamente, aceptando el cruel destino.

Lamento que sus emociones la hicieran salir del camino que su maestro le había mostrado.
"Una forma patética de morir." Se dijo antes de que su vista se apagará.

Pestonya veía como se desarrollaba aquella escena, ella había recibido órdenes explícitas de no interferir en los entrenamientos de la chica. Sin embargo, su programación le impedía dejarla morir de esa manera.

Corrió tan rápido como pudo, y al llegar lo suficiente cerca, lanzó un hechizo de sanación.
La barra de vida de Felina había recuperado el 70% de su capacidad, no obstante, debido a la configuración del quinto piso, el daño que recibía de parte del ambiente, era cada vez mayor. Llevando de esta manera a que la vida de la Catman se redujera a menos del treinta por ciento en cuestión de segundos.

Pestonya al notar la velocidad con la que su vida se reducía, decidió darle su anillo que la protegía del daño ambiental. Aún cuando fue lo más rápido que sus estadísticas le permitían, la vida de Felina se encontraba a solo 5  HP para perecer por completo.

La NPC era consciente que se encontraba en una prueba contra reloj, solo el 'hogar' de Cocytus podría salvar a ambas de una morir por culpa del ambiente.
"No puedo permitir que el objeto de estudio del supremo Ainz-sama, muera en circunstancias tan banales." Se decía al mismo tiempo que liberaba un nuevo hechizo sobre la Catman, ayudándola a recuperar el cincuenta porciento de su vida.

Tomo con sumo cuidado el cuerpo de la Catman y comenzó a caminar en dirección a los aposentos de Cocytus. Lo que normalmente sería una caminata ordinaria en este momento se había convertido en una gran travesía.

Los guardianes llegaban a la sala del trono acompañados de Ainz, el no muerto no podía ocultar su emoción por averiguar qué decía aquel pergamino conseguido por Aura y Mare.