El Banquete de los Sueños Lúcidos

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Desde su llegada al Nuevo Mundo, Ainz no había sentido la necesidad de dormir. Las necesidades básicas de un ser humano habían desaparecido para él. Al principio, extrañaba la posibilidad de descansar; sin embargo, su nuevo cuerpo le otorgaba habilidades que le permitían recuperar energía y descansar su mente simplemente "meditando".

No obstante, cuando adquirió la clase especial, se produjo un nuevo cambio en él. Ahora, su cuerpo parecía capaz de disfrutar de los sabores de los alimentos, e incluso experimentaba breves momentos de somnolencia, aunque estas sensaciones eran inhibidas por sus habilidades de no muerto.

El día de la prueba de Felina, invitó a ambas jóvenes a disfrutar de una cena para celebrar su reencuentro. Albedo y los gemelos, que también estaban presentes, fueron invitados a unirse a la cena. Las cocineras de la Gran Tumba de Nazarick prepararon los mejores platos para la ocasión, mientras que Albedo se encargó de seleccionar algunos postres dulces y bebidas.

"Me complace finalmente conocer a tu hermana...", comentó Ainz mientras percibía el temor que la chica sentía ante su presencia. "...entiendo tu miedo, joven dama, sin embargo, puedes estar segura de que cuidaré de ti como lo hice con Felina."

Aquel comentario generó una irritación interna en Albedo, ya que ahora se encontraba en el papel de cuidar a dos seres que consideraba inferiores. No comprendía el motivo ni la intención del ser supremo, pero decidió aceptar la realidad y les regaló una dulce sonrisa a las dos jóvenes frente a ella.
"Yo seré quien te cuide y acompañe mientras Felina se encuentra en sus entrenamientos", agregó Albedo con un tono gentil. Aquellas palabras calmaron a la pequeña rubia.

Con el sonido de una campana, las meseras anunciaron su entrada con los platillos que degustarían esa noche. Ainz quedó maravillado por la gran cantidad de colores que veía en cada plato, pero lo que más le sorprendía era que disfrutaba del aroma que emanaba de los alimentos. 

Enfrente de Ainz colocaron un postre elaborado principalmente con frutas frescas. Un plato de ese tipo en el mundo original de Ainz era algo inimaginable; los costos de una fruta fresca superaban con creces su salario, por lo que solía optar por suplementos y bebidas que le proporcionaran los nutrientes necesarios para su vida diaria.

"Disfrutemos de estos alimentos, después habrá tiempo para ver el futuro de ambas chicas, ¿no crees, Felina?" "Sí, Ainz-sama", respondió la mencionada manteniendo su mirada baja. Ella no le temía al ente frente a ella, sin embargo, sabía que incluso Albedo, quien la veía como la segunda al mando, mantenía la cabeza agachada cuando el ser supremo hablaba.


La cena transcurrió de manera habitual, como en cada ocasión en que Ainz invitaba a alguien a cenar. Él se limitaba a permanecer en silencio mientras los demás disfrutaban de la comida. Sin embargo, el dulce aroma del postre tentaba cada vez más al no muerto. Finalmente, Ainz tomó con delicadeza una cuchara y llevó un bocado de aquel plato a su boca. Aunque esperaba que fuera inútil, se sorprendió al sentir la textura suave de las frutas chocando en su boca. Con movimientos torpes, intentó triturar la comida, ya que incluso en su vida anterior, solo había consumido líquidos como alimento. La combinación de sabores superaba con creces sus expectativas.Además, para su sorpresa, a pesar de no tener una lengua que le permitiera tragar, la comida continuaba su camino, sin caer de su boca. Esta segunda sorpresa dejó perplejo a Ainz, asombrado por la forma en que su cuerpo no muerto interactuaba con la comida.

Ainz deseaba devorar todo el plato y saborear cada uno de los alimentos que se habían servido en la mesa. Sin embargo, el aura verde apareció, inhibiendo su comportamiento y calmando sus pensamientos. Con la mente más clara, decidió limitarse a consumir solo el plato frente a él, y luego realizaría experimentos para comprender los motivos detrás de la reacción de su cuerpo.

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