Después de la universidad, iré con mis padres de salida. Dicen que últimamente no tenemos tiempo para nosotros tres. Lo que es verdad. Mis padres han estado muy ocupados este mes de mayo. Tienen demasiado trabajo que hacer y cuentas que checar. Por un lado es bueno, les está yendo bien. Por otro, no tienen descanso, y llegan cansadísimos a casa.
Hoy miércoles. Pidieron día libre. Los jefes malvados no dan descansos así como así, y si lo dejan, te lo descuentan. Mamá y papá tuvieron que echarle en cara a sus jefes todo lo que ellos han hecho en la empresa por años, para que el dueño de esta, tenga piedad y se le medio ablande el corazón de piedra que tienen.
El hombre accedió de milagro.
Estamos en el carro, casi llegando al centro comercial. Papá estaciona el coche en la segunda planta del estacionamiento. Nos bajamos y entramos a la gigantesca estructura.
Tiendas de ropa, zapatos, accesorios, teléfonos, comida y más, abiertos. Caminamos el pasillo. Mamá entraba a muchas tienditas de ropa para comprarse un blazer. De los económicos, claro. Comparando precios. Aún no encontraba el ideal, como dijo ella.
Papá, veía camisetas deportivas y relojes. La típica cosa de padres. Por suerte, no entraba a ninguna tienda.
Yo solo admiraba los locales. Lucían muy bonitos todos ordenados. Esperaba la siguiente planta para ir directo a la feria de comida.
Modo Dahlia activado.
Subimos las escaleras mecánicas. Ya en el segundo piso. Mamá emprende paso a otra tienda de ropa para dama. Yo la sigo. Papá se separa.
Los maniquíes de la tienda lucían mejores que yo. Vestidos, jeans a la moda, blusas elegantes. El sitio es caro, tiene que ser caro por lo elegante e impecable que es.
Entramos. Una chica rubia nos atiende. Mientras caminamos a la sección de mujer emprendedora. Observo con fascinación el lugar y la vestimenta. Me siento como si estuviera en una pasarela esperando ver a la diseñadora Coco Chanel.
Mamá se enamoró de la sección. Un perchero repleto de blazers neutros y pasteles.
—¿Qué te parece este cariño?— mostrando el blazer azul pastel.
—Está hermoso mamá.
—A que sí— sonriendo— ¿Y éste?— un blazer rojo borgoña.
—Lindo, pero me gusta más el azul.
—A mi también. Además, es perfecto para día o noche.
—Exactamente— opina la empleada.
—Me lo probaré, ¿se puede?— pregunta mamá a la rubia.
—Adelante— responde ella amablemente.
Mamá deja la chaqueta de blue jean que lleva puesta en el perchero del probador y se coloca el blazer pastel. Le queda muy lindo. Se ve elegante, porque hermosa ya es.
—Me encanta— dice la mujer.
—Excelente, ¿se lo lleva entonces señora?.
—¿Me puedes decir el precio otra vez por favor?.
—Claro, son ochenta y nueve dólares.
Ya no me gusta el blazer
A mi tampoco
La rubia se distrae un momento acomodando una blusa. Mi madre aprovecha y abre los ojos como plato en mi dirección a través del espejo.
—Bueno,— dice ella— daré una vuelta a ver si encuentro uno verde manzana y si no, vendré por el azúl.
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Cuando la Imaginación se Desborda
RomanceHay cosas buenas como otras malas. Hay personas que les gusta adentrarse en otra realidad para salir de la suya. Hay veces que es mejor solo imaginar. Esta es la historia de Tammy McCloud y Zander Walker. Unos jóvenes viviendo la vida al máximo y am...