Capítulo 14

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Mientras leo el libro "recomendado" por la profesora sobre la evolución del arte, qué, lo más seguro es para un trabajo a futuro. La cafetería empezaba a llenarse de estudiantes pidiendo su almuerzo.

Visualizo a Beatriz, que después de su magnífica fiesta, perdió su popularidad con el desastre entre los dos chicos que se creyeron luchadores. Más el pastelazo que recibió. Seguía siendo la fama de algunos y la risa de otros. Ella los ignoraba.

Luego entro Néstor, el chico zanahoria ojiazul que amablemente me prestó hojas para el exámen. Cargaba unos audífonos en el cuello e iba acompañado de otros dos chicos, amigos de Néstor supongo.

Más alumnos entraban y se sentaban. Algunos profesores también.

Bebo jugo desde la pajilla de mi vaso, esperando a los dos seres que iban entrando a la dichosa cafetería. La chica dark y el chico moreno, una expresión seria y otra alegre.

—Pensé que nunca llegarían— dije, volcando los ojos.

—Te estábamos buscando, no somos adivinos.

—¿Por qué no pediste nuestra comida?— pregunta ella.

—Dahlia, no sabía si vendrían o no.

—Obviamente Tammy, los seres humanos necesitamos comer— repica.

—Búscanos la comida.

—¿Es enserio?— pregunto frunciendo el ceño.

—¿Acaso nos estamos riendo?— Omar hace una pausa para yo contestar, pero no lo hago, y sigue— te estamos buscando y sales con patadas.

—¿Cuáles patadas?, Tengo rato esperándolos.

—¿No pudiste enviarnos un mensaje diciendo que estabas aquí? Perdimos tiempo haciendo nada.

—Bueno ya, tampoco es para tanto.
¿Que les pido?.

—Papas y ensalada— serio, responde Omar.

—Cordon bleu— dice Dahlia.

—Exquisitos ustedes.

Emprendo el camino al mostrador y doy la orden. Minutos después, estoy de regreso a la mesa con el almuerzo del dúo.

—Se dice gracias— les digo, a propósito.

—Denada— responden ellos.

Mientras comen. Sigo mirando a la puerta que se abre y cierra por los estudiantes que entran o salen.

En una de esas, entra Zander. Automáticamente, me acuerdo de la noche de celebración de Omar. La conversación, el baile, las miradas, el tacto entre mano.

Cuando me dejó en casa, sentí como si alguien me hubiese dejado sola sin consolar después de risas y alegría. A decir verdad, no quería que se fuera. Quería seguir platicando con él y escuchar su voz. Observar su físico, cada movimiento.

Quería que la noche siguiera
y nunca acabara.

Zander, de camisa con cuadros y debajo de esta, una camiseta blanca. Saluda a algunos chicos sentados en la mesa. Se detiene en el mostrador y pide una manzana y una botella de agua. Al dársela, se marcha.

Creo que se dió cuenta de que lo estaban observando porque miró a los lados y su mirada verdosa, se clava en mi mirada café.

No me saludó, no me sonrió. Solo me observó por unos segundos. Abre la puerta y desaparece. Los chicos aún comen, yo solo comí un yogurt, que ya había terminado hace mucho.

Me levanto.

—¿A dónde vas?— pregunta Omar con la boca llena de papa.

—Biblioteca.

Lo sigo. Camina rápido, algo tenía que hacer para apresurar el paso. Fui yo la que se apresuró para quedar a su lado. Efectivamente, lo logré.

—Oye, Zander— hablé, agitada.

—Hey, Tammy.

Baja la rapidez del camino.

—¿Por qué vas tan rápido?.

—Tengo que ir a salvar el mundo— susurra lo siguiente—. No se lo digas a nadie, pero, soy linterna verde.

Me río. Él también.

—Si, claro. Y yo soy la mujer maravilla.

—Encantado, wonder woman— haciendo reverencia.

Riendo, hago lo mismo.

—No, enserio, ¿Tienes que entregar un trabajo o algo parecido?— indago.

—Voy al campus, ¿Y tú?.

—Pasaba por aquí.

—¿Pasabas o me seguías?— mirándome de reojo.

Piensa rápido Tammy

—Pasaba y te ví, que es diferente, así que vine a ver si todo estaba bien.

—¿Preocupándote por mí?
— otra vez, me mira de reojo.

—Bien, te diré la verdad— agarro una bocanada de aire para darle un toque dramático. Zander detiene el paso—
Soy ladybug.

Se echa a reír a carcajadas.

—Esa no la ví venir mi Lady.

No hay sistema. ¡No hay sistema!

No me digas que... ¡Ves la serie!.

—No la veo.

—¿Y como sabes que el guapo chico gato le dice Lady a la heroína?

—En tu perfil de insta lo dice.

Un momento.

—¡Vistes que sí me stalkeaste!.

Zander vuelve a retomar el camino con una sonrisa de oreja a oreja. Yo me quedo allí parada, en medio del pasillo.


Cuando la Imaginación se DesbordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora