Capítulo 16

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¿No les pasa que a veces estás durmiendo, viviendo tu mejor sueño, disfrutando. Suena la alarma. Te despiertas. La apagas y dices cinco minutos más?

Solo que envés de cinco minutos, pasa media hora.

Me levanto como una loca al ver la hora del reloj. 7:50. Llegaré tarde.

Esta vez no me dió chance de bañarme. Ni siquiera me vestí bien. Tampoco me maquillé. Al bajar, mamá estaba a punto de irse, papá ya se había ido. La saludo. Cojo unas galletas saladas y jugo de cartón.

La profesora Carmen me fulmina con la mirada al entrar en su primera hora de clase. Todos los alumnos copiaban el tema del pizarrón.

Me siento para empezar a escribir. En el salón solo se escucha el aire acondicionado. Ni una sola voz.

Hasta que el pelirrojo susurró:

—¿McCloud, estudiaste para hoy?.

—Si Néstor, hoy sí.

—Bien.

Se acaba la primera hora. El tema de los ángulos no es difícil, pero si tienes que utilizar muy bien el compás y la regla con sus respectivos milímetros para que el ángulo quede perfecto.

Salgo directo a mi casillero. Abro la bolsita de la galleta y como una. Luego le doy un sorbo al jugo.

Me detengo en el casillero. Coloco la combinación. Se abre. Alguien lo cierra. Me volteo. Una zanahoria viviente.

—¿Néstor, que rayos..?.

—Perdón Tammy, es que... Quiero hablar contigo sobre alguien. Digo, s-si puedes y quieres. Entenderé si me dices que no.

Dile que no

—Esta bien, no hay problema. ¿En que te puedo ayudar?.

Hizo un ademán de que hiciera lo que iba a hacer para luego contarme sin ninguna distracción.

Empezamos a caminar por el pasillo.

—Sé, que no somos muy cercanos pero eres la única amiga, creo yo, que tengo. Deverdad necesito consejos de chicas con chicas. Mis amigos no ayudan para nada en ese tema.

—Bienn, sigue.

—Creo, pienso y siento...que me gusta alguien.

Interesante

—¿La conozco?— indago, sonriendo.

—Si...

—¿Es cercana a mí?— levanto las cejas.

—Mmm, si...— dice dudoso.

Entonces podría decirse que no sabe si es cercana a mí. Okey.

Pienso un momento. Pienso otra vez. Ya en la cafetería, doy de cuenta quien es.

—Noo...

—Si...

—¿Te gusta Beatriz?— me asombro.

—¿¡Qué!?, ¡No!. Me gusta tu...— no lo dejo terminar.

—¿¡Yo!?.

—¡No!, ¡Me gusta Dahlia!.

Ohhh, Dahlia.

¡Dahlia!.

—¿Mi mejor amiga?, ¿Dahlia Odelle?, ¿No será otra Dahlia?.

—Sí, sí, no— responde Néstor, sonrojado.

—¿Se lo dirás?— pregunto, tomando asiento en nuestra mesa de siempre.

—Aún no estoy seguro.

Quedándome en silencio, él sigue.

—Es que...tengo miedo.

—¿Miedo de que Nes?—me acerco.

—Miedo de que me rechace, Tammy— se encoge de hombros.

—Nes, tienes que decírselo y ver que pasa. Puede que te rechace como puede que también tengas oportunidad.

—No lo sé. Siento que saldré lastimado.

—Es mejor saber que pasó y no quedarse con la duda de que hubiera pasado, ¿Cierto Nes?— me cruzo de brazos.

—Supongo que tienes razón. Gracias por ayudarme con esto— chocando el puño.

—Aquí estaré Nes— sonrió.

—Pero, es tu mejor amiga. Debes saber si le gusta alguien.

—Créeme que no le gusta nadie.

Luego, llegaron los chicos, Dahlia, Omar y Zander. Desayunamos todos juntos. Capté las miradas que Néstor le lanzaba a mi mejor amiga. Ella, lo único que miraba era su comida. Omar hablaba de exámenes con Zander. Y este último, se unió a el grupo de miradas de Néstor. Solo que envés de Dahlia, era yo.

Aprovechando que mi amiga presente acabó con su desayuno. Hice una seña con los ojos, a lo que ella entendió.

Faltaba un tema por hablar.

—¿Qué hiciste ahora?— pregunta ella volcando los ojos.

—¿Por qué piensas que hice algo?— digo,  saliendo de la cafetería.

—Al grano Tam.

—No, al grano tú, Dah.

Frunce el seño.

—Le dijiste a Zander que fuera a mi casa la noche del cumpleaños de Jim, ¿recuerdas?. Ustedes irían a terminar de festejar allá, lo cual no era cierto.

—Entonces...?

—¿Por qué le mentiste y no lo consultaste conmigo?.

—¿Enserio estás molesta por eso?— se cruza de brazos.

—No estoy molesta, solo quiero saber.

Mira hacia los lados.

—Pensé que estaría bien si conversaban.

—Claro.

—Por cierto,— susurra— no me has contado nada.

—Adiós Dahlia.

—¡Espérame!.




Cuando la Imaginación se DesbordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora