XXV.

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Una teoría que no tiene nada de canon y solo aplica para ese fic; con argumentos sacados de mi mente pendeja por el bien de la trama y mi estabilidad mental.
Pues no puedo vivir en paz si no le buscó un "¿por qué? " a todo lo que subsiste a mi alrededor.

En mí confíaTe veo un gran potencial¿Qué tanto esperas? Tengo el poder de darte lo que tú deseas

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En mí confía
Te veo un gran potencial
¿Qué tanto esperas?
Tengo el poder de darte lo que tú deseas.
Acepta pronto que el precio lo merece.

¿Puedes escuchar mi voz?

✧༺♥༻✧

De nuevo en esa oscuridad, solo iluminada por el brillo de los espejos, Takemichi observó el lugar con desinterés y calma.

Le sorprendía el poder gozar de una respiración profunda y el sentimiento de sosiego, aún sabiendo que nada bueno ocurría cada que se adentraba a sus sueños, en lo más profundo de su conciencia.

—¿Te parece extraño estar tan relajado?

Takemichi pasó su mirada de los espejos a su mano. Su cuerpo estaba sereno y quieto, a pesar de lo desastrosa que pudiera ser su mente en ese momento.

Asintió levantando la mirada.

Era extraño, porque esta vez no bebió tranquilizantes que le ayudasen a dormir y aún así, se sentía seguro.

—La respuesta es muy obvia.

La sombra en el espejo tomó su forma en la etapa adulta. Aunque con un estilo que Takemichi no reconocía, pues tenía el cabello de rizos desordenados, lo suficientemente largo como para cubrir parte de sus ojos; de un negro incluso más oscuro que el propio natural, pues estaba claramente teñido. Tenía una camisa de vestir azul bajo oscura, una gabardina negra y pantalones del mismo color.

—… y está justo allí —continuó su reflejo, señalando ese mismo espejo grande y agrietado, que Takemichi había visto aquella vez.

El castaño se dió vuelta hacia este y en él observó, desde su perspectiva, a Mikey dormido a su lado.

Sus mejillas enrojecieron al notar que, por la vista, él estaba recostado sobre el pecho del rubio, en el suelo.

—No sabría el porqué y dudo que aún sabiéndolo, pudiera evitarse. Pero ese sentimiento de seguridad que se transmiten, es por la cercanía de ambos.

El bicolor le miró confundido.

—¿Recuerdas lo que te dije? —Takemichi negó— Mikey no puede dormir sin su toalla sucia, Emma también te lo dijo ¿no?

Takemichi observó el espejo de nuevo, como si tratara de cerciorarse de que Mikey estuviera realmente dormido.

—... En estos últimos meses, el dormía en tú casa como si nada y ahora está tranquilamente dormido y es porque está contigo… diría que es el destino, pero… —una sonrisa burlona fue lo que finalizó su oración, antes de desaparecer, al igual que la imagen de Mikey.

¿Y quién salvará a Takemichi? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora