XXVII.

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Porque de esa manera
en mis memorias vieras
la causa del problema
también la solución.

Quizás me comprendieras
a menos que creyeras
que no tengo defectos
o soy el nuevo Dios.

✧༺♥༻✧

Ocho días para el Halloween Sangriento:

—¿Y duele? —Chifuyu lo observó genuinamente preocupado.

—Físicamente no, pero duele ver recuerdos tristes. Se siente como si estuvieras allí —respondió el castaño con tono inexpresivo—. Aún me afecta pensar que Yoichi-kun tuvo que pasar por el dolor de ser torturado por ToMan en cada línea temporal.

Chifuyu le miró pensativo. Eso debió ser espantoso.

—¿Intentaste recuperar tus memorias también?

El castaño le miró con ligera sorpresa, antes de desviar la mirada y negar.

—No, ese Takemichi es… diferente…

—¿Ese Takemichi?

—¿Lo notaste, no? Conviviste con él por dos años —el de ojos azules apoyó su mentón en el cachorro de peluche que tenía en sus piernas—. No somos iguales.

—Bueno, él es un poco más atrevido, recuerdo que era muy imprudente y se lanzaba a pelear sin dudar —Chifuyu sonrió—… De hecho, no son muy diferentes, sólo que tú eres más sensible.

Takemichi observó la comida con profundidad, recordando aquellas visiones de él, en las distintas líneas temporales.

—Mis recuerdos volverán poco a poco. Pero es complicado, los siento ajenos… es incómodo —susurró mirándole de nuevo.

—No te preocupes mucho por eso ¿si? Después de todo, no importa lo que pase o lo que sepas, no importa si tienes miedo a recordar o si dejas que esas partes de ti se vuelvan una sola. Te aceptes o no, nunca estarás solo de nuevo, compañero —Chifuyu acercó su puño y Takemichi sonrió agradecido, antes de chocarlo con el suyo.

—Empiezo a sospechar que fuiste tú quien le dijo a Mikey-kun que fuera a mi casa ayer…

—Es que me lo encontré cuando estaba caminando y… —Takemichi lo miró incrédulo— bueno, sí lo busqué. Quería que te acompañara, ya te dije que no quiero que estés solo... ¿hice mal?

Takemichi negó resignado, sin dejar de mirarlo. —No, estuvo bien. Me hizo sentir mucho mejor que estuviera conmigo.

Chifuyu puso un gesto de orgullo y picardía.

—Entonces solo me queda decir, de nada —afirmó divertido alcanzando una fresa.

Takemichi ignoró su tono y siguió mirándolo con atención, unos segundos más.

—... Espera ¿lo estás haciendo ahora mismo? ¿estás viendo mis recuerdos? —preguntó el rubio señalándolo con sorpresa y sus mejillas rellenas de frutilla.

Takemichi parpadeó acabando el recuerdo y lo miró confundido. —¿Cómo lo notaste?

—Tus ojos dan miedo… se fijan y oscurecen de inmediato. Se vuelven totalmente azules —acusó Chifuyu mirándolo directamente un instante, antes de abrazar sus hombros y sacudirse, sintiendo un hormigueo en la espalda—... pude sentir esa mirada profunda calar en mis huesos. Fue aterrador… asombroso, pero aterrador.

—¿Te causa dolor? —preguntó el castaño con curiosidad, apoyando su mentón en el peluche cenizo de nuevo.

—No, solo escalofríos —respondió Chifuyu tomando otra fresa del centro.

¿Y quién salvará a Takemichi? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora