Un encuentro por el limbo (Pequeña introducción)

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—Desde el día que volví al pasado por primera vez, estuve recibiendo un golpe tras otro, sin que se me fuera permitido descansar. Y no solo me refiero a los golpes físicos que me comenzó dando Kiyomasa-kun y sus amigos como bienvenida al pasado, también los golpes mentales fueron llegando uno tras otro, marcando de forma incluso más dolorosa mi miserable ser.

¿Y cuál fue el primer golpe mental?

Mmm fue cuando supe que mi vida entera había sido un completo asco y que la había desperdiciado por completo. O quizás eso pensé en aquel momento; en el que miraba al suelo y a las gotas de sangre que caían de mi rostro al pavimento. Talvez fue por sentir que había sido patético toda mi vida, que quise jugar a ser el héroe de todos, cuando nisiquiera podía con mi propia y miserable existencia.

—... Ahora veo que mi vida no era tan mala; al menos no veía a personas muriendo por mi culpa una y otra vez. Tampoco habían personas lo suficientemente tontas, como para dejar en mis inútiles y débiles hombros el peso de sus vidas. Al menos no escuchaba un “cuida a Mikey” cada que una nueva marca quedaba grabada en mi mente y alma... Al menos podía dormir en paz.

Tú ya has sufrido bastante.

No sé si he sufrido mucho, o si solo soy un idiota débil, que no logró soportar el peso de sus errores estúpidos y su incapacidad de hacer algo bien.

Parece que perdiste la esperanza, tus ojos solo me muestran desprecio a ti mismo. ¿Qué ocurrió… Takemichi?

El rubio trató de mirar a la persona dueña de esa voz que le hablaba con profunda preocupación, pero solo veía el color negro y la niebla rondar a su alrededor.

Estaba totalmente inmerso en la oscuridad, hablando con esa voz cálida que parecía interesada en escuchar sus desgracias, bueno ya podía hacer lo que quisiera, no es como si ahora importara la toma de decisiones, después de todo... Estaba en el infierno.

Pues verás, sentirte agotado físicamente es horrible. Sientes tu cuerpo temblando queriendo caer. Sientes que el oxígeno te falta, aunque esté ahí mismo, paseando a tu alrededor e incluso chocando contra tu rostro. Sientes que tus pulmones queman, llenándose de un aire que no los ayuda a estabilizarse. Sientes tu corazón latir tan fuerte; como si quisiera escapar de tu pecho. Sientes tu cabeza palpitar. Tus músculos se contraen y acalambran en ocasiones. Tus ojos pierden el sentido dándote un panorama borroso que te hace sentir mareado y confundido... Es simplemente horrible.

… Pero, todo eso queda en el pasado cuando te curan y te dispones a descansar para recuperar la energía perdida y la relajación de los músculos.

El rubio se mantuvo siempre sentado en el suelo, abrazado a sus piernas hablando en voz baja y tranquila, sin reflejar el tanto agobio que le consumía.

Sentirse agotado mentalmente es mucho peor. Puede que pienses que tu mente es fuerte, solo porque sigues levantándote a luchar, a pesar de haber vivido cosas horribles. Pero la mente juega a su conveniencia momentánea y va guardando todas aquellas experiencias difíciles en un baúl que se va llenando poco a poco. Y cuando llega la gota que rebosa el vaso, todo lo que pensaste haber superado sale a la superficie, haciéndote gritar en desesperación o caer en un vacío en el que te preguntas: ¿Qué? ¿Por qué? ¿para qué?  ¿Qué he estado haciendo?

—… No hay forma de recostarte y recuperar energía porque nisiquiera puedes dormir; tu mente gritando revuelta y el pánico que te visitará puntual en las pesadillas no te lo permiten.

... Por la desesperación o trance, llegas al punto en el que tu mente está, pero no está; tu estas pero no estás.

… De pronto empiezas a desear descansar y dejar de sufrir; ya no quieres tener conciencia. Quieres dejar de pensar y sufrir por todo, o al menos eso me pasó a mí... Siendo el cobarde que soy, quise descansar de la única manera posible para mí, pero soy tan inútil que ni siquiera tengo la capacidad de hacer algo tan básico como morir. Siempre resulté siendo rescatado o transportado del futuro al pasado.

… No podrías imaginar el dolor que le hace sentir a una persona que la muerte es su única salvación. Ahora trata de imaginar lo duro que debe ser para alguien, no poder morir y ser condenado a vivir miserablemente por el resto de sus días.

Ey, ey ¿estás por volver?

Aquella voz lo decía porque el chico rubio comenzaba a desfallecer cayendo sobre su espalda sin poder ver más que solo oscuridad.

Ahora sí se veía destrozado...

Pero incluso sabiendo que la vida nunca me dejaría libre, pensé que esta vez sí lo lograría, que podría quitar de mis hombros todo el peso puesto, que podría callar a mi mente y vaciar mis lágrimas.

... Debí sospechar al no ver aquella luz que se supone que debía seguir, pero pensé que era porque no merecía estar en el cielo.

El chico tenía la voz rota pero no soltaba ni una sola lágrima. Solo miraba hacia arriba con expresión frustrada y agobiada.

—¿Por qué me pasa esto a mí? Estoy agotado, no puedo más; yo solo quiero… quiero descansar.

Susurró para luego desaparecer.

¿Pero cómo pretendes descansar en paz si tu mente sigue pensando en que quieres salvarlos a todos?
Aunque no te des cuenta o ahora lo dudes. Eres realmente de los mejores héroes que pueden existir.

Me siento honrado de ser comparado contigo, Héroe.

El azabache de ojos oscuros, salió de su escondite con una sonrisa apagada y lágrimas cayendo por sus mejillas.

Debo volver a donde pertenezco, pero nuestro encuentro en el limbo no será olvidado... Al menos no por mí.

Estoy seguro de que lograrás lo que te propongas, serás el mejor de los héroes y  por eso mismo, tendrás a muchos dispuestos a salvarte también... Hanagaki Takemichi.

Espero eso...

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¿Y quién salvará a Takemichi? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora