Capítulo 7: ¿Verdad o Trago?

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88 días antes de la lesión. Casa de Agnes Van Asten. Bougival, Francia.

Llegamos unos treinta minutos después de que salimos de su bar, nos encontramos en una exclusiva zona que está a unos 15 km del centro de París, recordaba perfectamente aquel lugar, llegamos a una mansión que si construí hace mucho tiempo pero para otra persona. Un jugador de fútbol ahora que lo pienso bien.

Podían pasar los años pero lo excéntrica no se le quitaba con el pasar de ellos.

No recordaba mucho de aquel lugar, solo quería ver una cosa que si recordaba perfectamente y que sabía muy bien donde se encontraba. En la segunda planta, en uno de los dos salones de estar que tenía aquella casa se encontraba un ventanal en forma de u que sobresalía, casi como un balcón completamente de cristal.

Siempre soñé con recrearlo en una propiedad que fuera mía alguna vez. 

Amo este ventanal. - Digo mientras estamos frente a él, cuidando no pisar los vidrios que lo convertían en esa especie de capsula, para no ensuciarlo. - ¿Cómo lograste comprarla?

El lugar en general tenía un perfecta decoración que comparada con su casa era bastante moderna, dos sofás uno en L y el otro común, un bar, un pequeño armario adherido a la pared, pero no mucho más que aquello. Aquel vitral era el gran atractivo de esa habitación. 

Nunca pensé que Agnes tendría una casa en cada lugar al que decide llegar para acosarme, menos que yo las hubiese construido casi todas.

Hace unos 6 meses la pusieron en venta. - Comenta sentándose en el sofá frente a mí. - Valentia me comento sobre este ventanal. - Se ríe supongo recordando aquella situación. - Así que no dude en comprarla, además le colocamos el Athos. 

Siempre pensé en tener uno igual algún día. - Respondo sin dejar de ver al frente, ignorando por mi bien algunas de las palabras que pronunció. - Desde que lo vi construido por primera vez, pensé en que era el mejor vitral del mundo.

Valentia dice que tu casa en Lyon hay uno mejor. - Dice levantándose para sentarse a mi lado y ver al mismo punto que yo. Mientras yo solo me encojo de hombros como respuesta para que ella continúe. - Admito que fuiste en la primera persona que pensé cuando lo vi...

¿Por qué me querías coger contra él o por qué me gustan? - Pregunto aún sin verla soltando una pequeña risa después de mis palabras.

Porque te quiero coger contra él y porque definitivamente me gustas. - Susurra en mi oído provocando un escalofrío que no sentía recorrerme desde hace muchos años.

Después de esas palabras termina alejándose un poco, en la misma posición sin dejar de sonreír. Estábamos un al lado de la otra, solo mirando lo lindo que es aquel pueblito francés lleno de millonarios raros como ella, mientras ella me susurraba lo más tierno que le he escuchado en meses al oído. 

¿Necesitaba algo más? Además de autocontrol.

Estuvimos en silencio por varios minutos, se escuchaban mis suspiros y nuestras respiraciones; pero las palabras escasearon demasiado para mi gusto. En medio del silencio, su mano comenzó a buscar la mía, así como siempre, como si nada había pasado. 

Aquella situación se sentía increíble, se sentía muy bien, como si no estábamos completamente locas por estar aquí una junto a la otra mientras mi nivel de alcohol en la venas superaba lo que cualquier ex alcohólico podía soportar.

Como si no estábamos completamente locas por estar respirando el mismo aire, con las ganas tocándonos la puerta. 

Cambiaste mis palabras. - Hablo cuando ella logra su cometido y entrelaza su mano con la mía.

La última obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora