Capítulo 3: Miradas del Alma.

317 35 10
                                    

93 días antes de la lesión. Bar Chateau de Lucioles. París, Francia. 

Para mí se paralizó el tiempo, no tenía ni la menor idea de que debía hacer en este caso. Nat no me preparó para esto, nunca me dijo ni una mísera palabra de que debía hacer si Agnes Van Asten se paraba frente a mí y me veía con sus penetrantes ojos marrones como si me estaba traspasando, como si con aquello me estaba tocando el alma.

Ella no dejaba de verme y yo no dejaba de verla. A todas estas no sé si esto fue un silencio incómodo o alguien hablaba a mi lado, en mi mente no se escuchaba nada ni la música. Solo estaba ahí la vocecita aguda de mi conciencia diciéndome que saliera corriendo, que todavía podía huir de ella.

¿Pero cómo huir de ella? Llevaba un traje negro con un escote pronunciado que tenía el sello Lordache por donde se le vea, ella estaba mil veces mejor que antes y no sabía que aquello era posible.

Qué bueno que pudieron venir. – Dice ella calmada con la copa de champan en su mano. – Esta ronda corre por mi cuenta.

Comenta sin dejar de verme levantando su copa hacia mi, pero alejándose porque alguien se acerca milagrosamente a necesitar su ayuda y se la lleva del lugar donde había estado junto a nosotras minutos antes.

Te juro que yo nunca dudé de que existes diosito. Dios 1 - El Diablo 0.

Anda cierra la boca. – Comenta mi amiga burlándose de mi actitud. – Sé que está buena, pero eh nada de engañar a Gigi.

Deja de hacer el tonto Sabana. – Le digo sin poder dejar de ver a la dirección en la que minutos antes estuvo la mujer de mis pesadillas, recordando que detrás de mí una pequeña chica todavía me esperaba.

Vuelvo a mirar hacia la barra con la mente en cualquier lugar menos aquel bar y me saluda aún sonriente Éve, supongo que eso quiere decir que sigue ahí por mí.

Vuelvo con mi amiga, me llamas en 20 minutos. – Hablo esta vez hacia Sabana. - No debería beber tanto, mañana entrenas Sabana... - Esto último lo digo casi en un tono de regaño logrando que mi amiga solo gire los ojos.

De verdad tienes a esa mujer viéndote así. – Comenta señalando hacia Agnes que ciertamente no dejaba de verme aun estando ocupada. – ¿Y vas a volver con la colegiala?

Vuelvo a ver a donde se encuentra la mujer mayor y de lejos se ve mucho más hermosa, como si aquello fuera posible. Su sonrisa definitivamente podía alumbrar aquel oscuro bar, esa definitivamente era la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida. 

Es mi amiga del high school Sabana. – Comento riéndome. – Ambas dejamos el colegio hace mucho.

Que importa estrellita, ve al frente. – Habla mientras toma mi cara y hacerme ver hacia la dirección de la mujer mayor nuevamente, pero logro evitarlo.

Aunque algo me dice que sonrío abiertamente con aquello. 

Dios 2 - El Diablo 0

Vamos diosito que esto termina con goleada.

20 minutos. – Le digo suplicante. - Tiene cosas que contarme Sab, es importante

Ni uno más y te llevo con Van Asten. – Dice en un tono de voz que definitivamente tenía broma pero también era real. – Pero eso si no me muevo de ahí, a Gigi no la engañas.

Tonta. – Digo comenzando a caminar a la barra para quedar de nuevo frente a la chica.

Volviste. – Me dice ofreciéndome un vaso de lo que parecía agua con gas, logrando hacerme sonreír con aquel sutil gesto.

La última obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora