Capítulo 11: Vete a la mierda

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82 días antes de la lesión. Parc Olympique Lyonnais. Lyon, Francia.

No podía dejar de verla y ella lo sabía porque no podía dejar de sonreír como si aquello era un chiste. Como si lo que estaba pasando era un chiste.

No puedes estar aquí. - Es lo único que puedo decir mientras miro a otro lado tratando de evitar su mirada.

Escucho sus tacones resonar por todo el lugar, literalmente no debía haber nadie en el vestuario ni en metros a la redonda, por algún milagro del señor. Giro a verla nuevamente hasta que veo que está sentada en el borde del jacuzzi, con una sonrisa de esas: que podría acabar guerras y curar el cáncer.

Yo puedo estar donde quiera. - Afirma sin perder su sonrisa. - Creí que eso lo sabias...

Dejo de mirarla por un momento buscando en algún punto de aquel lugar la fuerza que necesito para no lanzarme encima de Agnes. ¿Por qué sigo pensando en Agnes de esta manera?

No, no puedes estar donde quieras, porque si estás aquí puedes meterme en un problema. - Comento seria volteando esta ves hacia la salida. - Esto no es un juego de esos que tú acostumbras, Ava.

Ya no queda nadie acá. - Comenta acercándose más hacia mí. - Me aseguré de eso. Lo que menos quiero meterte en problemas

Deben haber personas aún acá... - Insisto sin perder la preocupación. - El físio por ejemplo...

¿Sientes alguna parte del cuerpo ahí metida? - Pregunta ignorando completamente lo que acabo de decir pero acercándose más.

No en realidad. - Respondo riendo. - De verdad no quiero problemas...

Sabana me llamó temprano para ir al club. - Comenta cambiando de tema sin dejar de ver mi abdomen descubierto, supongo que intentando buscar el tatuaje.

Si me dijo. - Respondo levantando su cara para que me vea a los ojos. - Supongo que sabes porque me escuchaste hablar con ella...

No llegué en ese momento. - Dice volviendo su mirada al mismo lugar que minutos antes. - Llegué justo para el final, cuando hablaban de mí

No lo tengo. - Es lo único que digo y ella asiente dejando de verme por primera vez desde que estamos aquí.

¿Y por qué no vas? - Pregunta luego de varios minutos en silencio. - ¿No querías verme?

Le prometía algo a mi novia. - Es todo lo que digo. - El fisio ya debe estar por venir...

Ella me ve y muerde un poco su labio mientras introduce su mano en el jacuzzi, supongo que por la sensación de frío. Toma mi muslo y por alguna extraña o maquiavélica razón me hace exactamente el mismo masaje que me haría el fisioterapeuta en este momento.

¿También eres fisio ahora? - Pregunto intentando alejarme cuando su cara queda a centímetros de la mía.

Estábamos en una situación bastante comprometedora, sus labios estaban a centímetros de los míos, nuestras respiraciones se estaban mezclando, estábamos a segundos de que nuestras bocas terminaran de atraerse.

Tal vez es una habilidad secreta. - Dice sin parar el movimiento de sus manos y haciendo un leve guiño con lo que logra hacer gemir y a ella reír.

Agnes. - Suspiro.

Dime...

Por favor...

Estás derritiendo lo cubitos. - Me dice riendo. - ¿Cuánto ha subido la temperatura ahí dentro? - Termina preguntando en mi oído, para luego dejar un pequeño mordisco.

La última obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora