Capítulo 16: De obsesión en obsesión

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73 días antes de la lesión. Casa de Agnes Van Asten. Bougival, Francia.

Me senté a pensar en todo lo que estaba pasando en este momento, me estaba faltando el aire. No sabía que hacer o cómo reaccionar a los que acababa de leer. Sabía que era muy peligroso preguntar más detalles así que me quedé con las palabras del jefe de seguirdad del palacio, sin más, ya mañana llamaría a mi madre.

¿Malas noticias? – Pregunta Agnes llegando hasta a mí y ofreciéndome una copa de algo que parecía champan, pero al probarlo me di cuenta que al menos lo que yo estaba tomando, era sidra de manzana.

Depende de para quien. – Digo acabando todo el contenido de mi copa de un jalón y dejando caer mi cabeza sobre el espaldar del sofá.

Eso quiere decir que si lo son. – Comenta mientras se acerca a mí y me abraza.

No sé qué mágico poder será aquel que hace los abrazos de esta mujer mágicos.

Eso quiere decir que cuando uno pide señales o deseos. – Suspiro mientras escojo muy bien las palabras con las que voy a continuar. – Tienes que estar preparado para que se cumplan...Porque se supone que eso quieres, ¿verdad?

Eso es muy cierto, señorita. – No me quería separar de ella así que terminé por arreglarme más entre sus brazos, la necesidad de que no hubiera espacio entre ambas era cada vez más grande.

Estuvimos ahí solo sintiendo la presencia de la otra durante muchos minutos, que para mí fue como si fueran horas o mucho más.

¿Quieres comer algo? – Asiento un poco más lento de lo que me habría imaginado y ella insiste. - ¿Qué te provoca?

Tú. – Respondo firme sin siquiera voltear a verla pero consiguiendo que se sus labios saliera una sonrisa bastante simpática.

¿Yo? Claro. – Me dice sarcástica logrando con aquello que busque sus ojos. - ¿Qué quieres comer?

¿Por qué el sarcasmo? – Pregunto evitando que me deje de mirar que era lo que estaba a punto de hacer.

¿Qué quieres comer Diana? – Vuelve a preguntar haciendo énfasis en mi nombre, pero su mirada es extraña, no es una provocación.

A ti. – Es lo último que digo sobre sus labios, antes de comenzar a besarlos.

Deseaba esto desde que la vi abrir la puerta con su insoportable sonrisa, quería esto desde el mismo instante de la última vez que había besado, me moría por esto y lo necesitaba también. Tomo el control del beso, moviendo mu lengua hasta la puerta de su boca buscando abrirme espacio, comencé a explorar su boca, sedienta de deseo, de más.

Abri su boca buscando más acercamiento entre ambas, pero con ello lo que lograba es que ella pareciera estar más incomoda con lo que pasaba. Algo estaba mal si era precisamente Agnes la que venía evitando a toda costa que las cosas llegaran más allá y no iba a ser precisamente yo la que terminara por forzarlas, le di un pico y me acosté en su regazo a esparar que decidiera volver a hablar.

¿Qué quieres comer? – Vuelve a preguntar con una sonrisa logrando con aquello que de mis labios saliera un bufido que me hizo negar. - ¿Qué? – Insiste riendo.

Italiano. – Respondo finalmente al dejarme caer de nuevo sobre el sofá pero esta vez lejos de ella, que no dejaba de mirarme, así como suele mirarme. – Me muero por unos Ñoquis, hace muchísimo no los cómo, tengo una dieta complicada.

No creo que algunos logren superar los de Lorena. – Aquella afirmación logró que mi cara pasara a mostrar un desconcierto mayor al que tenía segundos antes. – Cambia esa cara seguro los del lugar donde pediré te hacen sonreír.

La última obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora