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Era el año 2550 a.C un chico era humillado siendo azotado en la casa de uno de los oficiales más importantes del antiguo Egipto, mientras que otro estaba siendo sujetado sin delicadeza por cuatro guardias.

J.K: ¡Suelten a mi alfa ahora mismo! ¡Maldito infeliz de mierda! ¡Suéltenme! ¡¡Los mataré a todxs!!

X: ¡Cállate maldito alfa defectuoso! ¡No puedo creer que dejes que este sujeto te domine!

T.H: ¡No le hables así! No tienes el de- ¡Agh! -Se vio interrumpido por un latigazo más por parte del oficial.-

J.K: Basta por favor, haré lo que pidas, solo déjalo, te lo suplico.

El oficial se detuvo dejando débil al alfa que estaba tirado en el suelo y con la espalda llena de sangre.

X: ¿Estarías dispuesto a aceptar ser azotado en su lugar?

J.K: ¡Sí! Azótame a mí, solamente déjalo, te lo ruego.

T.H: ¡No! Yo aún puedo recibir los azotes que quedan, no necesitas hacer eso.

X: ¡Cállate! No tienes derecho a hablar, en cuanto a ti sumiso veamos que tan efectivo eres a la hora de hacerlo, si me complaces te dejaré libre junto con tu alfa, si no ambos morirán azotados.

Ordenó a sus subordinados que llevaran al chico a sus aposentos y que se fueran mientras que el activo estaba en el suelo sin poder levantarse debido al dolor, pero al ver que se llevaban a su delta comenzó a gritar.

T.H: ¡Suéltalo, no te atrevas a tocar uno de sus cabellos!

X: ¿O qué? ¿Me harás daño? Ni siquiera puedes levantarte, no solo voy a tocar uno de sus cabellos, tocaré toda su anatomía, liberaré mi esencia en él y no hay nada que puedas hacer.

Al llegar a su habitación se encontró con el chico atado a la cama con cuerdas fuertemente amarradas.

J.K: Yo no accedí a esto, suéltame ahora mismo. Prefiero morir con mi alfa que dejarme dominar por alguien tan asqueroso como tú.

Recibió una bofetada por parte del oficial.

X: En ese caso supongo que te complaceré, morirás con tu alfa, pero antes me divertiré contigo.

J.K: ¿No se supone que no estás en contra de esto? ¡Suéltame ya maldito imbécil! ¡Te juro que te asesinaré hijo de p- Ah!

Un grito desgarrador salió de la boca del delta al sentir como el miembro del oficial se introducía en su entrada sin la preparación que necesitaba al mantener relaciones, su entrada ardía como si lo estuvieran quemando.

X: ¿Qué sucede sumiso? Creí que te gustaba que te la metieran.

J.K: Por favor p-para, me duele demasiado, necesito preparación, y-yo no lubrico.

X: Pronto tu sangre comenzará a lubricarte, no te preocupes.

Comenzó a moverse sin cuidado alguno de manera rápida, soltando gemidos graves, mientras que el menor solo podía gritar de dolor al sentir sus paredes siendo desgarradas por la nula preparación. Lágrimas salían de sus ojos color café y grandes chorros de sangre salían de su entrada, se sentía desmayar, pero cuando estaba a punto de caer en la inconsciencia una bofetada le fue dada.

X: ¡¿Quién te dio permiso de desmayarte maldito sumiso?!

J.K: No puedo, me duele demasiado.

Sin importarle lo que el delta dijera, el oficial siguió con las embestidas durante varias horas, cuando por fin se cansó, fue a bañarse, dejando al contrario inconsciente en la cama. Cortó sus amarras y salió de la casa para ir a una taberna a divertirse con algún omega, mientras que el otro chico estaba inconsciente en la sala principal con graves heridas hechas por el látigo.

La noche llegó, el alfa mayor despertó con más fuerzas y con gran dolor se levantó, fue hasta la habitación del desgraciado, encontrando a su delta lleno de sangre que caía desde su entrada, al igual que había rastros de lágrimas secas en sus mejillas.

— Oye... Despierta pequeño, necesitamos salir de aquí, despierta.

Con dolor el chico despertó.

— ¿Estás bien? — Con una voz muy baja respondió a su alfa, pues su garganta se había desgarrado después de todos los gritos que había dado por el dolor que el oficial le había causado. — Tu espalda se veía muy mal cuando te dejé.

— Shhh... No te esfuerces demasiado, necesitas descansar, ¿Te duele mucho la garganta? — El menor asintió. — Bien, toma, bebe agua. — Le sirvió agua de una jarra que estaba junto a la cama. — ¿Puedes levantarte? — El delta lo intentó, pero en cuanto se puso de pie un enorme dolor recorrió su parte inferior derrumbándolo y haciéndolo soltar un grito no muy fuerte debido al dolor de su garganta. — Maldición. — Dijo al escuchar como la puerta era abierta. — Intentaré ganarte tiempo, no sé cómo resulte, pero quiero que sepas que te amo y te amaré por siempre, perdón por no haberte protegido.

Dicho esto, el chico salió de la habitación dejando al otro tirado en el suelo. Escuchaba como ambos alfas peleaban entre maldiciones y jadeos. Era realista, sabía que su alfa no lograría sobrevivir, estaba demasiado malherido a comparación del oficial que no tenía más que unos cuantos rasguños, con esa idea en la cabeza rompió el vaso donde estaba bebiendo y agarró uno de los pedazos.

— Adivina qué, maldito, defectuoso, acabo de matar a tu alfa, deberíamos divertirnos otro poco para celebrar mi victoria. ¿No?

En cuanto el delta escuchó esto, con el pedazo de vaso cortó su cuello de manera profunda. Así desangrándose y muriendo.

Ese fue el final del relato del maestro de historia a la clase 901, los jóvenes se quedaron muy impactados, sobre todo por todos los detalles que el hombre había dado

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Ese fue el final del relato del maestro de historia a la clase 901, los jóvenes se quedaron muy impactados, sobre todo por todos los detalles que el hombre había dado.

Sabía que era una simple leyenda, sin embargo, no había evitado el gran impacto que le causó. No podía creer que hubiera gente tan desgraciada.

ϕ Vida tras vida. ϕ T.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora