15 - 14 de abril de 1569

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Me he acostumbrado bastante a la vida en un barco. También me di cuenta de que, luego de que mi madre me confesó la verdad sobre aquella trágica noche, mi odio y mi miedo hacia el mar han ido desapareciendo. Pasé de amarlo a odiarlo por provocar la muerte de mi familia, y ahora volví a admirarlo y quererlo. Mi relación con la tripulación es muy buena, todos son muy alegres y bromistas. A pesar de las insistencias de Edmundo, quien dice que soy su “invitada de honor”, yo trabajo casi a la par de los demás tripulantes, ayudando en todo lo que pueda ser útil. Debo admitir que me gusta mucho la vida en un barco, a pesar de las inclemencias del tiempo y muchas otras cosas.

En el María Eugenia puedo hablar tranquilamente con mi madre, no me preocupo porque los demás me oigan, me siento mucho más segura que en el Golden Hind. Además, los otros marinos también hablan con sus fantasmas sin importarles que los oigan. A veces me da mucha gracia, cuando veo que la mitad de la tripulación habla sola, con fantasmas que yo no puedo ver. Parece que estuvieran locos.

Ayer de noche mi madre  me reveló algo muy importante, que aumentó mi determinación de vengarme de Francis Drake. Como era de suponer, hablábamos de nuestra vida en España, mi madre me contaba cosas que yo no recordaba, y me hablaba de la vida de mi padre como pirata. Entonces, yo le pregunté:

_Hay algo que no entendí. ¿Por qué Francis Drake necesitaba a papá para hallar el tesoro?

_No lo recuerdo muy bien, pero era algo un poco tonto y sin sentido. Creo que lo que Drake buscaba era algo que sólo tu padre podía encontrar, pero no recuerdo por qué.

_ ¿Papá era el único que conocía la ubicación del tesoro?

_No... Creo que... ¡Ah! Si, ya lo recuerdo, ya sabía yo que era algo tonto. Resulta que Drake estaba buscando una misteriosa isla, cuya ubicación conocía únicamente un pariente de tu padre, un viejo pirata que murió ahogado en el mar.

_Ah, entonces, como papá podía comunicarse con el fantasma de este hombre, podría darle a Drake la ubicación exacta de la isla, ¿no es así?

_Correcto. Siempre me pareció que era una idea tonta, ya que esa misteriosa isla pertenecía a una antigua leyenda pirata, algo con una sirena, seguramente aquella historia era irreal.

En ese momento me cruzó por la cabeza un pensamiento, pero desapareció enseguida. No podía recordar de qué se trataba, pero creía que tenía que ver con lo que mi madre me había dicho. Luego de unos segundos pensándolo, pude recordar. La historia que me había contado Gabriel, la leyenda pirata, la búsqueda secreta de Francis Drake, era el motivo por el  que mi familia había muerto. Un antecesor de mi padre, por alguna razón que por el momento desconozco, conocía la ubicación de la isla donde Calipso había condenado a la mujer transformada en sirena. Por este motivo Drake necesitaba a mi padre para llegar a la isla y lograr su objetivo de liberar a la sirena de su maldición, a cambio de un deseo. En ese momento me decidí por completo, yo iba a vengar la muerte de mi familia, pero no iba a asesinar a Drake, lo haría sufrir mucho más, le iba a quitar su mayor deseo. Yo iba a encontrar a la sirena antes que Francis Drake. No estaba segura de que la historia fuese real, pero estaba dispuesta a intentarlo sólo por ver la cara de Drake cuando el deseo de la sirena fuera para mí. Y también, si lo conseguía, podría utilizar ese deseo para resucitar a mi familia. Estaba muy entusiasmada. Enseguida le conté mi plan a Edmundo, quien generosamente se ofreció a llevarme a donde yo deseara, y a ayudarme en todo lo que necesitara.

_Se lo debo a tu padre_ volvió a decirme_. Él me salvó y me ayudó incontables veces, ya te dije que fue como un hermano para mí. Además, hace tiempo que no tenemos un rumbo fijo en esta nave, hemos estado deambulando de aquí para allá saqueando pequeñas embarcaciones inglesas, y si con este plan tuyo podemos resucitar a tu padre,  puedes dar por seguro que te ayudaré.

Mi madre no estuvo muy de acuerdo con mi idea, pero cuando le dije que tal vez podría volver a la vida, cedió un poco y me dijo que yo era igual que mi padre, que cuando se me metía una idea en la cabeza lo mejor era no intentar detenerme. Le pregunté si conocía al fantasma del hombre que sabía dónde estaba la isla, pero me dijo que no.

_De todos modos_ me dijo_, si es pariente tuyo y está en tu destino hablar con él, tarde o temprano tendrá que aparecer, no te preocupes.

Edmundo también me dio una espada, argumentando que era muy necesaria si pensaba estar bastante tiempo entre piratas y buscando tesoros. Es una muy buena espada, y bonita. Me hace acordar a la que me regaló mi padre en Portobelo, aquella espada que él me enseñó a utilizar en sus últimos meses de vida, aquella espada con la que por primera vez en mi vida maté a una persona, o más bien a dos personas. Extraño aquella espada, no recuerdo cuándo la perdí, pero estoy casi segura de que fue la noche del ataque pirata. Con la espada que me dio Edmundo, todas las tardes practico con los marinos, ellos dicen que soy muy hábil. Yo creo que, tal vez, lo heredé de mi padre.

Así que aquí estoy ahora, a bordo de un barco pirata, en dirección a una isla que podría no existir y cuya ubicación no conozco, por ahora. Es sorprendente lo rápido que cambió mi vida. Hace poco tiempo tenía una vida infeliz con un hombre al que no amaba, y ahora estoy en medio del mar, rodeada de piratas, con la esperanza de encontrar una sirena que pueda devolver a la vida a mi familia. En cuanto a Felipe, lo extraño mucho, sí, y supongo que él también me extrañará, si sigue con vida. A veces me entristece pensar en eso. Pero ahora necesito vengar a mi familia e intentar devolverla a la vida, para luego poder buscar a Felipe y casarme con él. Ahora no hay nada más que eso en mi cabeza. De todos modos no me preocupo demasiado, estoy segura de que mi destino es vivir junto a Felipe, por lo que sé que vamos a reencontrarnos en algún momento y nos iremos a vivir juntos. Nadie podrá evitarlo. De eso, estoy segura.

Piratas, fantasmas y sirenas. (Josefina Moliner #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora