Capítulo X

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Capítulo X

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Capítulo X

El llamado sorprendió a Steve en medio de un interrogatorio. Stark corrió a la sala de interrogatorios y se asomó dentro, llamando con un gesto a su compañero.

─ Nos vamos pitando, Campanita. Nuestros chicos acaban de atracar una joyería─ anunció y Steve corrió tras él, dejando al interrogado en manos de otro detective.

La joyería estaba a menos de quince minutos de la estación y Stark se tomaba muy a pecho aquello de que en medio de un procedimiento podían saltarse las leyes del tránsito. En circunstancias normales, Steve habría alzado la voz, pero, en ese momento, la adrenalina estaba comiéndoselo vivo y lo único que deseaba era llegar pronto a la escena. Cuando estuvieron a unos metros de la joyería se encontraron con una escena digna de una película de acción: los ladrones abandonaban el local arrastrando las bolsas con el botín y a uno de sus compañeros heridos.

─ El guardia debió defenderse, hirieron a uno... ¡al fin tenemos una oportunidad de verdad, chico! ─ exclamó Stark, entusiasmado y presionó aún más el acelerador, intentando acortar la distancia entre ellos antes de que se alejaran demasiado.

Pero, Steve pareció no escucharlo. Había visto el largo cabello pelirrojo del ladrón herido y su mundo pareció desmoronarse a su alrededor. Reconocería ese cabello donde fuera... nadie más que ella tenía ese tono, tan intenso, tan vivo... tan ella. Todas las conjeturas que había enterrado en el fondo de su cerebro de pronto volvieron a la vida: aquel diminutivo, los negocios del padre, sus ausencias, todo el misterio que parecía rodearla por fin tenía sentido. Por fin todas las piezas caían en su lugar. Con el corazón en la mano y el pulso latiendo en los oídos, cogió el radio del vehículo y llamó a la central, pidiendo refuerzos. La persecución parecía no llevarlos a ninguna parte. Por mucho que Stark acelerara, por mucho que intentara ganarles terreno, no lo lograba. El chofer de los delincuentes era un jodido maestro y los esquivaba como un zorro a sus cazadores.

Pronto, aparecieron otros vehículos idénticos a la camioneta a la que perseguían y se mezclaron en el tránsito, haciendo casi imposible saber en cuál de las camionetas viajaban los ladrones. Pese a ello, Stark no se rindió. Ladró órdenes a diestra y siniestra mientras Steve apretaba los dientes, deseando que todo aquello no fuera más que una horrible pesadilla. ¿Cómo podía Natasha estar involucrada en una cosa tan horrible como esa? ¿Por qué no escuchó a su intuición y se alejó de ella cuando aún podía? Ahora, de sólo pensar en que tendría que atraparla y entregarla su corazón se oprimía y dolía... dolía tanto. Un dolor inmenso, arrollador, que lo ahogaba y lo ahogaba y no lo dejaba pensar con claridad.

Él la amaba, así de simple. Había sido fácil admitirlo porque, de hecho, había sido fácil caer por ella. Natasha era encantadora, inteligente, aguda, ingeniosa y bella como nadie. Lo hacía reír, lo desafiaba, lo comprendía, lo hacía sentir cosas que ninguna otra mujer le había provocado. Había iluminado lugares que él creía apagados para siempre... sentimientos que creía muertos luego de la muerte de su padre, sensaciones que nunca imaginó revivir, la total y absoluta certeza de que, en sus brazos, podría volver a ser absolutamente feliz. Pero, todo eso había sido borrado de un plumazo. Ella le había mentido y eso, jamás podría perdonárselo.

Opposite AttractsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora