Capítulo VII

538 85 6
                                    

Capítulo VII

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo VII

Natasha salió del aula de clases y se despidió de sus amigas en la entrada del edificio antes de dirigir sus pasos hacia el estacionamiento de la universidad, ubicado a unos metros de su facultad. Buscó las llaves de su vehículo en su bolso y al alzar la vista se encontró frente a frente con la sonrisa de Steve, quien la esperaba, apoyado en el capó de su auto. Sin poder evitarlo, su corazón dio un vuelco al verlo ahí, esperando por ella, luciendo así, con esa chaqueta de cuero y esos jeans ajustados... una sonrisa comenzó a formarse en sus labios, pero, la contuvo antes de floreciera por completo. Frunció los labios levemente y quitó la alarma de su Volvo, fingiendo indiferencia mientras se acercaba a él, como si no lo hubiera visto.

─ Hola, Nat─ canturreó él, divertido frente a su actitud de niña pequeña enfurruñada.

Natasha se giró hacia él y alzó una ceja, mirándolo interrogante, casi como si no lo conociera.

─ Disculpa, ¿me hablas a mí? ─ preguntó afectadamente, provocando que el mayor contuviera una carcajada.

Los ojos verdes de la chica brillaban, traviesos y él se sintió derretir. Había extrañado tanto ese brillo... la había extrañado a ella. Nada sacaba con negarlo. La extrañaba de aquel modo tan avasallador porque había caído completamente por la chica y aquella repentina revelación hizo que su corazón se saltara un latido antes de galopar salvajemente dentro de su pecho. Con un suspiro de satisfacción, acortó la escasa distancia entre ellos y la cogió por la cintura, apegándola suavemente a él; encerrándola entre su cuerpo y el costado del auto.

─ Sí, te hablo a ti...─ dijo en un murmullo, fijando sus ojos en los de ella. Natasha no opuso resistencia, se dejó llevar por sus manos grandes y por su agarre gentil, posando sus manos en su pecho.

Ante aquella mirada alegre y cálida, la muchacha no pudo más que rendirse a sus propios deseos. Sonrió al fin y arrugó la tela de su camiseta bajo sus dedos, antes de cerrar los ojos despacio cuando el chico se inclinó hacia ella. Se besaron larga y lentamente, resarciéndose de aquella separación forzosa que tanto les había pesado a ambos. No fueron muchos días, pero, se sentía como una eternidad, como un peso sobre su espalda. Steve estaba tan feliz de verla al fin, que olvidó por un momento las sospechas que lo habían llevado a dejar temprano el trabajo. Masajeó con cariño los labios bajo los suyos y acunó sus mejillas, acariciándolas con sus pulgares antes de apartarse y plantar un último beso en la punta de su nariz, haciéndola reír.

─ Te extrañé─ le dijo, exponiéndose sin temor. Ella sonrió, deslizando sus manos por su pecho hacia arriba, hasta rodear su cuello con sus brazos.

─ ¿Mucho? ─ preguntó, acariciando suavemente los cabellos cortos y de tacto aterciopelado de su nuca.

─ Muchísimo...─ afirmó él, ampliando la sonrisa de la chica. Natasha ladeó suavemente el rostro mientras dejaba escapar el aliento por la nariz en un bufido descontento.

Opposite AttractsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora