Capítulo XXX

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Capítulo XXX

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Capítulo XXX

Por un momento, Natasha se olvidó de respirar mientras Jasha caía al suelo y un espeso charco de sangre se formaba a su alrededor... sangre que ella también compartía y cuya vista envió un escalofrío por su espalda. Natasha nunca supo de su existencia hasta el momento en el que decidió declararse su enemigo. No tuvo la oportunidad de conocerlo, ni de tratarlo como a un hermano; es más, él la odiaba y había decidido llevar su rencor y su ambición a ese punto sin retorno. Y aun así, verlo morir fue algo que sabía recordaría hasta el último de sus días. Con cada latido, cada uno más débil que el anterior, el chico se desangraba ante el espanto y la sorpresa de los presentes, completamente inmóviles. Alioshka observaba la escena con los ojos desorbitados, los labios abiertos en un grito silencioso y las manos enredadas entre su pelo, jalándolo como si el dolor físico fuera a reemplazar al de su alma.

Al ver al muchacho muerto en el suelo y a Ekaterina tirada sobre el pavimento, sin saber si estaba viva o no, los hombres que trabajaban para la chica echaron a correr en todas direcciones. Ni uno solo regresó ni hizo el intento de socorrer a su jefa, pese a la enorme devoción que ésta les profesaba y a la lealtad que decían sentir por ella. Dejaron atrás a sus muertos y arrastraron a los heridos, desapareciendo en medio de la noche antes de que la justicia cayera sobre ellos también. Aquel era un mundo duro y cruel en el que la debilidad no tenía cabida y todos los sabían. Los demás permanecieron congelados en su estupor hasta que el cada vez más cercano sonido de las sirenas los devolvió a la realidad.

─ Natasha...─ llamó Steve, sosteniéndola por un brazo suavemente. La muchacha se giró hacia él y parpadeó lentamente como volviendo en sí─ Nat, tienen que irse de aquí... llévate a tu gente y quédense en casa─ pidió y Natasha lo miró de hito en hito, sin comprender.

─ ¿De qué hablas? No voy a dejarte solo aquí...─ replicó, frunciendo el ceño.

─ No sería muy inteligente de tu parte que te encuentren aquí, primo Steve─ asintió Bucky, de rodillas junto a Clint mientras presionaba su herida para intentar contener la hemorragia.

─ Por favor, escúchenme... tengo un plan. Pero, sólo funcionará si no están aquí, ¿comprenden? ─ preguntó, volviéndose hacia Clint─ Además, tu amigo está herido y necesitará que lo atiendan... ¿puede alguien atenderlo en tu casa? No es conveniente que vaya a un hospital en este momento...

─ Pero... Steve, ¿de qué plan hablas? No entiendo...

─ Sólo... sólo confía en mí, ¿sí? Por favor... por favor, esta vez hazlo y confía en mí... ─ pidió y Natasha sintió sus mejillas arder. La tarde anterior le había prometido confiar en él y dejarlo pelear a su lado, para luego desaparecer como una cobarde. Bien, esta vez no lo haría.

─ Está bien... pero, prométeme que estarás bien─ pidió, dedicándole una breve caricia en la mejilla herida por los golpes de Ekaterina.

─ Estaré bien, te lo prometo...─ dijo, sonriendo levemente.

Opposite AttractsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora