Capítulo XXI

355 69 11
                                    

Capítulo XXI

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo XXI

Eran las once de la mañana cuando Natasha arribó al hotel donde su madre la había citado. Sus palmas sudaban y su pulso golpeaba con fuerza en sus venas, pero, se esforzó por mantener una imagen tranquila y serena mientras se acercaba a la mesa del restaurante donde la esperaba una mujer con el cabello tan rojo como el suyo. Hacía veinte años que no se veían, pero, el tiempo parecía no haber pasado por ella: seguía teniendo el mismo cabello de fuego, los ojos brillantes y aquella apostura elegante y delicada que la muchacha recordaba. Por un momento, volvió a tener cuatro años y sintió el súbito deseo de verse rodeada por los brazos de su madre una vez más. Alioshka se levantó de su asiento al verla y una sonrisa emocionada apareció en su rostro. Dio un paso hacia la muchacha e hizo el ademán de extender sus brazos hacia ella, pero, Natasha la detuvo con un gesto.

─ Por favor, señora Melnik─ pidió, quitándose las gafas de sol y tomando asiento frente a ella con aire sereno─ Evitemos las demostraciones innecesarias. La hipocresía nunca ha sido algo que aprecie. Tome asiento y vayamos al grano, ¿quiere?

Alioshka observó a su hija por unos momentos. Natalia se había convertido en una mujer muy hermosa, prácticamente idéntica a ella. Sin embargo, había algo en ella que gritaba que había sido criada por Alian Romanoff: esos aires de grandeza, la falta de tacto, la mirada glacial. También se veía diferente de la fotos que le habían enviado antes de la muerte de su ex esposo. Lejos había quedado la muchachita envuelta en mini faldas de volantes, rizos vaporosos y colores pastel. Delante de ella había una mujer, hecha y derecha, enfundada en un traje sastre de estricto negro, el cabello liso e inmaculado y los labios de un rojo furioso que destacaba en su rostro pálido como un faro. Aquello cambiaba un poco las cosas. Había imaginado ese encuentro de un modo muy diferente, y comprendió que tendría que cambiar su estrategia si quería lograr algo de ella. En silencio, obedeció y volvió a tomar asiento, cogiendo su bolso y apretándolo nerviosamente contra su regazo antes de carraspear ligeramente, como dándose valor para hablar.

─ Supongo que tendrás muchas preguntas, Nateshka...─ comenzó, pero, Natasha negó con un movimiento de cabeza, dejando sus lentes de sol sobre la mesilla de café que se interponía entre ellas.

─ No muchas, de hecho, sólo una. Y una petición─ Alioshka hizo un gesto animándola a hablar y Natasha continuó, sin apartar sus ojos de los suyos─ ¿Qué es, exactamente, lo que quiere de mí? Y, por favor, no me llame Nateshka... puede referirse a mí como señorita Romanoff, ¿le parece bien?

Alioshka pareció encogerse en su asiento ante el tono glacial de su voz y agachó la mirada al suelo por unos momentos, como intentando recomponerse antes de volver a enfrentar los fríos ojos de su hija con calma.

─ Comprendo que estés enojada conmigo, Natalia, pero, soy tu madre─ la muchacha sonrió con sorna y dejó escapar un largo suspiro.

─ Sí, claro. Una madre que se hizo pasar por muerta y que se fue muy lejos, dejándome atrás sin ningún remordimiento. Una madre que no me contactó en veinte años, a la que nunca le importó mi bienestar ni el sufrimiento que pude pasar debido a su abandono. Una madre que no estuvo ahí en mi primer concierto de ballet, que no me enseñó a vestirme, ni a usar un sujetador, ni a llevar maquillaje, ni qué diablos era lo que me estaba pasando cuando vi mi ropa interior manchada de sangre por primera vez. Una madre que no estuvo ahí cuando lloré por amor la primera vez, ni cuando me fracturé el brazo al caer de un árbol, ni cuando tuve neumonía a los doce por caer en un lago helado. Vaya madre...─ ironizó y un nudo se formó en la garganta de Alioshka a medida que ella hablaba.

Opposite AttractsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora