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El día empezaba para el pequeño Gonzalo, con tan solo 7 años iba a su primer día de clases, tomó su maleta de totoro y corrió hacía la cocina, dónde su nana se encontraba.

-¡Nana, mira mi mochila!- exclamó eufórico.

-Oh, mi niño, pero que linda mochila- alago la mujer de edad mayor.

-¡Es totoro!- exclamó dando saltitos.

-Si, muy linda tu mochila de totoro, pero debes apurarte para la primaria- habló una voz a sus espaldas.

-Si...mamá- respondió agachando la cabeza.

El pequeño niño de cabellera roja se dirigió hacia el comedor, dónde tomó asiento cerca de su padre, este ni lo observó por estar centrado en el periódico.

-Buenos días padre- saludó.

-Buenos días- respondió distante.

El niño solo hizo un puchero, estaba triste por la frialdad de sus padres, vio como su nana dejaba unas tostadas sobre la mesa, rápidamente tomó una, dándole un fuerte mordisco, sin las miradas de sus padres desayuno rápidamente.

Sin avisar corrió hacia la puerta, abriéndola emocionado, pudo divisar un lindo bus de colores en la parada, antes de poder correr hacia esté una mano lo detuvo, se giró algo asustado, encontrándose con su madre, está esparció neotralizador por su ropa y cosas, el niño hizo una mueca de disgustó.

-Es mejor precaver- habló la mujer mientras caminaba de la mano con el niño.

Esté solo asintió.

-Recuerda, no juegues tosco, no grites y no esparsas tu aroma- soltó la mujer cada vez más cerca del bus escolar.

-Si, aja- respondió el niño mientras miraba feliz el bus escolar.

Al quedar al frente notó como niños subían, intentó zafarse del agarre, cosa que no paso, la mujer tomó su regordete rostro, dejando tiernos besos en sus mejillas.

-¡Mamá!- se quejó entre risas.

-Adios, Gonzalo- se despidió.

-¡Regresaré para comer, mami!- exclamó mientras subía al bus.

La mujer lo miró entristecida mientras esté subía al bus escolar, el pequeño alfa de sangre pura observó los asientos, la mayoría estaba ocupado, tomó la correa de su mochila y se encaminó a los asientos traseros, los niños lo miraban extraño, cosa que lo intimidó.
Al sentarse el bus dió marcha, abrazo su mochila nervioso, vio por la ventana el paisaje, pasaron unos minutos hasta que el bus se detuvo, pudo divisar como todos bajaban del bus, esté se levantó de su asiento, cuando un chico lo empujó.

-¡Apúrate!- exclamó mientras lo volvía a empujar.

Camino rápidamente hacia la puerta delantera, al salir corrió hacia dónde se encontraba la maestra, está se encontraba hablando con los alumnos.

-Bienvenidos a su nuevo hogar- saludó -Aquí aprenderemos muchas cosas y seres muy buenos amigos-.

Tras decir esto se dirigió hacia la entrada del colegio, seguida por todos los niños.
El pequeño Gonzalo no sabía que hay adentro iba ser el escenario de la crueldad de los niños.

(...)

Gonzalo observaba al pequeño Omega, esté desprendía aroma a limón y nuez -aroma de Víctor-.

«Grr...»

El receso había acabado y se encontraban en la clase de historia, era una de sus clases favoritas, puesto a que contaban leyendas e historias de amor.
Con su gran imaginación cambiaba los personajes, el pequeño omega de su lado era el personaje principal, junto a él.

Desde hechizos de amor, hasta una muerte segura.

Tal vez era algo raro que un alfa como él imaginará esos románticos escenarios, pero era algo que no podía evitar imaginar.

-Hoy vamos hacer una dinámica, nos agruparemos de 5 y crearemos una pequeña historia- habló la maestra -El borrador será revisado esté Viernes, los corregiré, el Lunes me entregaran corregido y harán una presentación de su trabajo- término la omega mientras anotaba en la pizarra los pasos dichos.

Los alumnos apuntaron en sus cuadernos lo dicho por el profesor, Gonzalo imitó la acción, al notar que su profesor se retiraba los alfas empezaron va observar a Andrés, el pequeño omega agusto por el poco contacto con esos alfas empezó a dibujar en su cuadernos una luna.
Gonzalo no se perdía ni un detalle de las acciones del omega, encantado por la ternura que desprendía lo miró fijamente a los ojos, encontrándose con ese ojos caramelo.

Se sonrojó al encontrarse con la mirada del omega, esté solo le sonrió para seguir dibujando.

«¡Lindo!, Muy lindo»

«Si...lindo"

El profesor de educación física hizo presencia, un alfa de 1.80, músculos remarcados y piel bronceada.

-¡Rápido bastardos!, 10 vueltas alrededor de la cancha- exclamó.

Los jóvenes se levantaron rápidamente de sus asientos, primero tenían que ir por su uniforme de educación física, los estudiantes corrían hacía los vestidores, habían de omegas y alfas, pudo divisar como el pequeño castaño se detenía frente a la puerta de los vestidores para omegas, se acercó lentamente para saber lo que sucedió.

-eh...¿P-pasa algo?- pregunto al castaño.

-Nunca había entrado al vestidor de omegas- susurró.

El alfa lo observó unos segundos, era cierto, había notado que Andrés siempre entraba al de alfas aunque no se presentaba.

-B-bueno, cre-creo que deberías entrar...los a-alfas te pueden a-acosar si e-entras al de a-alfas-.

El omega suspiró, se despidió del alfas para luego adentrarse a su nueva vida.

El alfa se quedó parado unos segundos en la puerta hasta que...

-¡No te veo corriendo Gonzalo!- exclamó el maestro contra su oído.

-¡Y-ya voy!- respondió mientras corría hacia su respectivo vestidor.

🏳️‍🌈: Los hombres betas deben cambiarse con los alfas mientras que las mujeres betas se cambian con los omegas :^

Dulce aroma a Miel © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora