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Ambos alfas se fulminaban con la mirada, Andrés iba abrir la boca cuando de repente fue jalado por Miguel, saliendo de la escena.

-¡Hey!, basta, me estás lastimando- se quejó Andrés mientras se zafa del agarre.

-¿¡En qué clase de triángulo amoroso estás!?- el rubio hizo un puchero con los labios apenas quedaron cara a cara.

-¿Triángulo amoroso?, no estoy en ningún triángulo amoroso- no le interesaba para nada Sebastián o bueno, no lo sabe

-¿Enserio?, Sebastián vino a coquetearte y Gonzalo...bueno se sabe que tiene sentimientos hacía tí, pero ¿Sebastián?, nunca te he visto hablar con Sebastián, solo se que es un engreído y malcriado- soltó con claro desprecio.

-Bueno...no lo conozco mucho-

-Lo se, estos días solo haz tenido a Gonzalo en la cabeza- acusó Miguel.

-¿A Gonzalo?, claro que no-.

-¡Oh sí!, siempre tus ojos giran hacía su lugar o bueno, los de ambos-.

-Miguel. Gonzalo y yo solo somos amigos- aclaró Andrés, pero fue interrumpido por un voz.

-¿Amigos?, si lo pones así, entonces...¿Por qué que huyes de él?- May se unió a la conversación, ambos amigos claramente dudaban de su relación.

-Es que...no somos muy cercanos-.

-¿No son tan cercanos?, bueno, yo creo todo lo contrario después de lo que pasó en el baño- la mirada fulminante de May lo hizo temblar -Que te marcara con su aroma no es solo inusual sino también...romántico-.

El castaño dió un paso atrás, sentía que May lo atacaba, que bonita amistad, ¿No?.

-Y en la fiesta...- apenas el castaño escuchó esa oración no pudo evitar sonrojarse, algo que los dos omegas notaron -Bingo-.

Miguel empezó a dar saltitos feliz por ver cómo May había llegado al núcleo de todo.

La fiesta de Lyna.

-¿Pasó algo entre los dos ese día?- el rubio preguntó.

-N-no...-

-¿Seguro?- insistió Mayo.

-Claro...¿Porque tendría que pasar algo?-.

-No se, ustedes se han vuelto cada vez más cercanos-

-¿Gonzalo y yo?, claro que...-

-Cuando ingreso te incomodaba su sola presencia y ahora no haces más que mirarlo-.

El castaño estaba atrapado en un interrogatorio, el pelimorado se acercaba cada vez más, hasta que unos brazos lo atraparon.

—¿Pero que...?— los tres chicos observaron a Victor, el cuál abrazaba fuertemente a Mayo —¿Tú?, suéltame—.

—Mayo, necesito que hagas por mi algo— dijo mientras cargaba al pelimorado.

—¡Ah!, bájame— el de lentes jalo la bella cabellera del castaño, sin embargo este no lo soltó y solo se lo llevó de la escena.

Andrés observó como su amigo era arrastrado por Victor a quien sabe dónde, una pequeña sonrisa de tranquilidad apareció en su rostro.

—¿A mi si me dirás que paso en la fiesta?—.

El castaño bajo la mirada al rubio, este lo miraba con sus lindos ojos marrones.

—Nop, ya dije que no paso nada— finalizó mientras se marchaba.

—¡Andrés!— exclamó mientras seguía al más alto.

No estaba listo para decirle a sus amigos que en esa fiesta se besuqueo con Sebastián y a la vez escuchó por accidente la confesión de Gonzalo.

[...]

El pelirrojo observó sus pies entristecido, Andrés lo había estado evitando todo el día, le dolía, sin embargo si Andrés no correspondía sus sentimientos lo iba respetar.

—¿Te vas a quedar esperándolo?— Trollino posó su mano en el hombro de Gonzalo, queriendo llamar su atención.

—S-si, quiero s-saber si corresponde mis...s-sentimientos—.

—Bueno, suerte, aunque con lo cobarde que ha Sido en todo el día supongo que se quedará a vivir en el colegio—.

Esas palabras lo hicieron sentir peor, ¿Tanto Andrés lo odia?, había tratado de llamar su atención como le aconsejaron, lo del baño fue un accidente, sin embargo gracias a eso se hicieron más cercanos, además que el plan de darle celos no funcionó por el hecho que aún es sensible a las feromonas y en la fiesta...no debió haber ido.

—¡Ey!, no te desanimes— soltó el pelinegro mientras acariciaba el hombro de Gonzalo —Eres un buen chico, si el no sabe apreciar aquello, entonces es un idiota igual que su hermano—.

Trollino le sonrió para luego por fin irse, observó como todos se iban en grupos o solos, no percibía el dulce aroma de Andrés, así que aún no salía. ¿Tendrá que ir a buscarlo?, esa pregunta lo alentaba a buscarlo, pero era mejor si todos se retiraban. A los minutos el campus estaba completamente vacío, ¿Será que ahora lo podrá buscar?.

«Te tardas mucho» soltó su lobo impaciente por ir con su omega.

—N-no es tan f-fácil—.

Tenía miedo de confrontar a Andrés y que este no correspondiera sus sentimientos y sin olvidar a Sebastián, ese alfa había estado coqueteando con el castaño... Andrés no se vió tan molestó cuando el le coqueteó.

¿Le gusta Sebastián?

Procedió a dejarse caer contra la pared, ¿Por qué todo parece irse de sus manos?. Quería que Andrés lo escogiera, sin embargo, todos saben que un alfa debe ser fuerte y rudo, pero en su caso, era un alfa de sangre pura, ¡Debe ser el más fuerte!.
Era muy débil para ser un alfa de sangre o un simple alfa, siempre se lo recriminaron, era muy sensible y eso solo lo llevaría a estar solo.

Antes de seguir con su auto desprecio escucho pasos acercándose al girarse hacía la reja de ingreso se encontró al pequeño castaño, este ni se percató de su presencia.
Un nudo se formó en su garganta, quería llamarlo...

«¡Llámalo idiota!» exclamó el lobo mientras expulsaba sus feromonas.

Gonzalo observó como su aroma detuvo al castaño, era su oportunidad.

—Andrés...—.

Este no se giró, cuando iba a cercarse este simplemente salió corriendo, dejándolo con las palabras en la boca.

«Oh, bueno, eso no salió como lo había imaginado»

Dulce aroma a Miel © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora