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Sin permiso alguno el rubio pasó a la casa como si fuera suya.

—¡Ya llegué!— exclamó mientras dejaba volar unos globos.

El rubio observó a su alrededor, encontrándose con un padre en llanto, un hijo preocupado y un omega algo fuera de onda.

—Oh...¿Llegué en un mal momento?— pregunto mientras se acomodaba su gorrito de cumpleaños.

—¿Porqué viniste, Mike?— pregunto Víctor con algo molestó por la interrupción.

—Bueno...venía a secuestrar a Andrés...cómo...es mi cumpleaños— susurró lo último al percibir una miraba fulminante en su nuca.

—Justo...iba tomar el tema— soltó el castaño algo nervioso.

—Oh...bueno, feliz cumpleaños Miguel— felicitó el peliceleste mientras se limpiaba las lágrimas.

—Gracias señor Rubén—.

Todo se llenó de un silencio algo incómodo para los menores, sin previo aviso una cabeza blanca se asomó por la puerta, el peliceleste al notar de quien se trataba de ocultó en sus brazos para no ser visto.

—Eh...hola— saludo mientras entraba a la habitación —yo...vine a disculparme— soltó la razón por la cuál se encontraba ahí.

Los hermanos miraron a su padre, el cuál ser contrabando ocultó entre sus brazos, el peliblanco lo observaba con algo de timidez, camino hacia el peliceleste, lo meció buscando su mirada, cosa que no ocurrió.

—Yo...lamentó haber sido tan imprudente, tal vez tengas razón...es poco normal lo que hice, enserio lamentó haberme entrometido demasiado, están en tu derecho de molestarte...en fin de al cabo se trataba de tu hijo— musitó entristecido.

Después de lo dicho nadie volvió hablar, Andrés esperaba que su padre levantará la mirada pero no sucedió, el de hebras rojas suspiró profundamente y salió del lugar.

Los tres menores se quedaron en silencio esperando alguna palabra de parte del mayor, el castaño se volvió a acercar a su padre para confrontarlo cosa que no contó fue que su padre volvería a estallar en llanto.

—papá...— susurró.

El peliceleste hipeaba intentando calmarse pero aquel sentimiento no parecía desvanecerse.

El peliceleste hipeaba intentando calmarse pero aquel sentimiento no parecía desvanecerse

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🏳️‍🌈: Dibujo feito ;-;

Los dos castaños abrazaron a su padre, el rubio parecía fuera de contexto en el lugar por lo cual se dispuso abrazar también a Timba.

(...)

Se encontraba algo desanimado, cosa que notó el pelimorado.

—¿Paso algo?— preguntó mientras tomaba dulcemente la mano del castaño.

El bufo al escuchar esa pregunta, definitivamente odiaba esas dos palabras, apretó suavemente el agarre de manos, ganándose una mirada curiosa de parte de su mayor.

—Mi papá...al parecer le rompieron el corazón y todo es culpa mía— susurró lo último, ganándose una mirada curiosa de parte del pelimorado.

—¿Cómo así?— pregunto mientras sujetaba a Miguel de la chaqueta para que no se fuera lejos.

—Bueno...cuando entre en celo mi vecino Ramón me compro un vibrador para tranquilizarme y bueno...mi padre insulto a la madre de Ramón cosa que lo molestó—

—ah...con razón ese desconocido se disculpó con tu papá— musitó Miguel mientras intentaba escaparse.

—Si...Ramón se disculpó con mi papá por intentar ayudarme—.

—¿Lo usaste?— preguntó el pelimorado, dejando algo confundido al castaño.

—¿Qué...?—

—El vibrador, ¿Lo usaste?— pregunto nuevamente, dejando algo nervioso a Andrés.

—B-bueno...— intentó tranquilizarse jugando con sus deditos —¿Si...?—.

El pelimorado cargó a Miguel en sus brazos al notar que no detendría el forcejeo.

—Bueno, mi madre también me compró uno, como era un niño sin experiencia me sentía extraño al usarlo— explico en voz baja para que solo lo escucharán sus amigos —luego con el tiempo te acostumbrás—.

—Yo tengo uno, lo uso solo cuando mi lobo entra en celo— afirmó Miguel mientras se balanceaba sobre los brazos de su amigo.

—¡Joder!, Quédate quieto, pesas mucho— se quejó mientras acomodaba a Miguel en sus brazos.

—¡No!— exclamó sin para de tambalearse.

El pelimorado frunció el ceño, con sumo cuidado dejo a su amigo caer al suelo, el cuál se quejó de dolor.

—¡Hey!— exclamó mientras fulminaba con la mirada al pelimorado.

—Te dije que te quedarás quieto— soltó mientras se cruzaba de brazos.

—Miguel, ¿A dónde quieres ir?— pregunto el castaño al ver cómo su amigo se levantaba.

—Tu vecino...— soltó mientras apuntaba a una tienda —esta es esa tienda de cosméticos con un hombre sexy—.

Los omegas observaron hacía dónde apuntaba el rubio, se acercaron para obtener más visión, en el momento en que se acercaron pudieron observar a un peliblanco y un hombre alto de cabellera negra.

—¿Quién...?—

🏳️‍🌈: Me tardaré al actualizar libertad, quiero hacerle un dibujito :3 *Desaparece*

Dulce aroma a Miel © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora