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El pequeño omega jugaba con su piecito en la entrada del baño de alfa, se encontraba esperando al pelirrojo, el cuál aún no salía.
Varios alfas se detenían a observarlo, cosa que lo estaba empezando a molestar, siguió jugueteando con sus piecitos hasta que la puerta del baño fue abierta, un pelirrojo con la cabellera húmeda hizo presencia.

-¡Por fin!- exclamó mientras sacaba una de las gomitas -toma uno- ordenó.

El pelirrojo no refutó ante la orden, tomando una de las cuantas gomitas, al llevarla a su boca un exquisito sabor llenó sus papilas gustativas, esté mordió suavemente el osito de goma, dejando que el sabor llenará por completo su cavidad bucal.

-¿Te gusta?- preguntó el más bajó.

-Si...- respondió tímidamente.

Los jóvenes quedaron en un incómodo silenció, el más pequeño siguió balanceándose sobre sus talones, segundo tras segundo pasaban, ninguno de los dos intento establecer conversación alguna, cosa que no funcionó.

—¿Te llevó a tu casa?— soltó débilmente el pelirrojo, llamando la atención del más bajo.

—¿Uhm?, Bueno...—.

Los dos jóvenes se fueron encaminando por el gran centro comercial hasta las grandes puertas de vidrio, antes de poder salir un cuerpo grande empujó fuertemente el pequeño cuerpo del castaño, haciéndolo caer contra el suelo.

—¡Hey!— gruño el pelirrojo al notar como el alfa se levantaba.

Cómo si nada el alfa se tambaleó para correr hacía otro alfa, estos forcejaban y se golpeaban, el pequeño omega por instinto gateó hacía el el alfa de sangre pura, esté lo ayudó a levantarse.

—¿Andrés?— llamó suavemente al notar que el pequeño omega temblaba.

«¡Alfa!, Muchas feromonas»

«¿Porque...siento miedo

«¡Alfa!, Me harán daño»

El más bajo se aferró a la camisa del pelirrojo, las feromonas que soltaban los alfas lo hacían sentirse en peligroso, el alfa puro miró fijamente hacía los dos alfas. Sus asquerosas feromonas desprendían irá, cosa que hacía que los omegas cercanos se empezarán asustar.

—¡Separenlos!— exclamó una alfa junto a una omega embarazada.

Tanto como betas y alfas se acercaron a separar a los dos hombres, el pelirrojo tomó suavemente al castaño. Cómo recién presentado sus nervios estaban al topé, necesitaba sacarlo de ahí.
Tan solo moverse un punzante dolor estalló contra su espalda, al mirar sobre su hombro se encontró a otros dos alfas.

—¡Aléjate!, Mi omega está asustada— exclamó la alfa apuntando al alfa que había chocado con el pelirrojo.

—¿Y?, Quiero salir de aquí, estúpida— soltó, recibiendo insultos de parte de otros alfas.

Las feromonas estallaban en la sensible nariz del menor, el cuál se sostenía fuertemente del pecho de su mayor.

—Andrés— llamó Gonzalo mientras lo tomaba de la cintura —Vamos a una tienda cercana, ahí te sentirás mejor— susurró para el más bajo, el cuál solo asintió débilmente.

Caminaron lentamente entre la multitud de alfas y betas, a pasó lento se adentraron a una tienda de plásticos, dónde la vendedora temblaba.

—¿D-desean algo?— preguntó amablemente.

—Disculpe, solo vinimos por las fuerte feromonas allá afuera— soltó Gonzalo mientras acaricia la cabellera rulosa del castaño —Mi amigo recién se a presentado y está algo nervioso—.

—¡O-oh!, Entiendo, d-déjeme le traerle un vaso de a-agua— soltó mientras iba hacía la parte trasera de la tienda.

Al quedar completamente solos el pelirrojo acarició el brazo del más bajo.

—¿Te sientes mejor?—.

—S-si— soltó a un algo asustado.

La mujer volvió con una taza de agua caliente, la cuál le entregó a Andrés, trás ver cómo los de seguridad se llevaban a los alfas que se habían peleado.

—Vamos a tu casa— soltó el pelirrojo aún preocupado por el castaño.

—S-si...— respondió para luego despedirse de la mujer y salir de la tienda.

🏳️‍🌈: No me acuerdo en qué obra leí que los recién presentados eran sensibles 🤔.

Dulce aroma a Miel © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora