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-¡Andrés!- exclamó Miguel mientras lo arrastraba afuera del aula.

-¿Ah?, ¿Que?- algo desorientado intento prestar atención al rubio.

-Hace rato te estoy hablando sobre lo del festival, ¿Vas a participar?, necesito poner en una lista a los omegas que van a participar- aclaró mientras le daba un bolígrafo al castaño -Solo debes escribir tu nombre aquí-.

-Ah...si si, mi nombre- se encontraba algo fuera de sí, no había escuchado al 100% lo que dijo Miguel, sin embargo se encontraba alistándose para Dios sabrá que.

-¡Ay!, gracias, enserio Andrés, por cierto, ¿Paso algo con Gonzalo?, me senté hoy a su lado y su aroma estaba amargo, como si estuviera triste-.

-¿Triste?, ¿Por qué?- preguntó aún con la cabeza en la luna.

-No lo sé, solo se que me pidió que te llevará al patio trasero- agregó mientras lo soltaba del brazo -Bueno, aquí te dejo, ¡Chaucito!- se despidió mientras se iba saltando.

-¿Ah?, ¡Espera!, ¿Que dijiste?- intento seguir al rubio, pero una mano lo sujeto de la muñeca.

Andrés no quería girar, sabía bien quién lo estaba sujetando, con delicadeza Gonzalo lo puso contra la pared, el castaño bajo la mirada, no podía verlo a la cara en esta situación, ¡No tenía el valor de confrontarlo aún!.

-Andrés...- Gonzalo susurró su nombre con un tono triste, pero sexy a los oidos del omega.

«Alfa...» contesto el lobo del omega.

El más bajo cubrió su rostro con sus manos. Mierda. Gonzalo lo ponía tan nervioso, si fuera un delito ser tan perfecto, el pelirrojo ya estaría con cadena perpetua.

-Andrés, necesito que me mires- pidió mientras tomaba una de las manos del castaño.

Gonzalo acarició suavemente su palma, ¿Como se supone que salga de aquel lugar si el lo trataba así?.

-Por favor, mírame- suplicó el alfa.

¡Ah!, Carajo, no era justo, el quería darle un infarto, no estaba bien que jugará así con su corazón.

El castaño titubeó un rato, para luego observar el rostro del pelirrojo, sintió un profundo vacío al ver aquellos bellos ojos hinchados.

¿Acaso estuvo llorando?, ¿Por qué?.

Una sonrisa apareció en el rostro del alfa, Andrés estaba en un trance, ¿Como ese alfa tonto podía generarle tantos nervios y una fuerte necesidad de mimarlo?.

-Andrés, sobre lo que escuchaste en la fiesta...- el tema cayó sobre Andrés como un balde de agua.

-¡Ah!, en verdad no recuerdo muy bien- soltó mientras rascaba su cuello de los nervios -O sea, estaba algo mareado, ¿Sabés?, así que no me acuerdo de mucho- mintió, no había tomado ni una gota de alcohol.

Gonzalo asintió -Bueno, lo que pasó fue que tú entraste en la habitación en dónde me encontraba y...- fue interrumpido por la risa nerviosa del castaño.

-¿Es eso?, lo siento si te interrumpí, bueno, ya esta aclarado así que mejor me voy- tras intentar huir el alfa este lo sujeta de la muñeca.

-Por favor, e-escuchame-.

¡No era justo!, si se lo pedía así no podría negarse.

-Como te dije...al encontrarme yo me estaba declarando, bueno, no me estaba declarando, pero estaba hablando sobre...mis sentimientos hacía tí- susurró tan bajo que apenas Andrés lo escuchó.

El castaño tragó en seco -¿Ah?, ¡Si!, cierto, somos muy buenos AMIGOS- trató de hacerse el idiota, pero no se dió cuenta que ya lo era.

Gonzalo frunció el ceño al escuchar esto.

-No hablaba de esos sentimientos, yo...quería que supieras que me gustas, me gustaste antes de que te presentarás como un omega-.

Andrés se relamió los labios, el alfa acaba de declararle sus sentimientos. Mierda, no se sentía listo, aún no.

-Quería saber si tú...si tú sentías lo mis-- el alfa no terminó su frase tras ser nuevamente interrumpido por el más bajo.

-¡Me besé con Sebastián!- exclamó, mientras buscaba alguna razón ética por la cuál acababa de decirle eso a Gonzalo en plena declaración -Yo no sé si lo disfruté, estoy muy confundido por mi lobo, o sea...yo- no sabía que más decir, ¿Por qué coño dijo aquello?.

Gonzalo permaneció en silencio, el castaño no tenía las bolas como para mirar a la cara al pelirrojo, sin embargo la curiosidad le ganó, al levantar la mirada se encontró con esos ojitos llenos de lágrimas, joder, la había cagado.

-Gonzalo...- susurró con un tono triste -En ese momento no lo pensé con claridad, las feromonas y el calor me confundieron...y quizás me molestó que tú la pasarás bien con esa omega y yo me quedará...solo-.

Tras terminar de hablar se quedaron en un silencio incómodo, no podía decir que le gustaba Gonzalo, ya que los omegas solían sentirse atraídos a los alfas de sangre puro, no quería estar con él solo por sus instintos.

-Y-yo...entiendo- soltó Gonzalo mientras dejaba sus hombros caer -lamento haberte molestado- tras despedirse se iba marchar, pero el castaño lo detuvo.

No quería que se fuera, estaba molesto, ¿Se iba rendir tan fácil?.

-Yo...puede que me hubiera puesto algo celoso- confesó.

El alfa se giró hacía el omega, no esperaba tal confesión, no quería ilusionarse, pero su lobo parecía estar feliz por esas palabras.

-Ella parece muy cercana a tí...y apenas se conocen, eso la verdad me molesta- gruñó Andrés con un leve sonrojo, no estaba familiarizado con expresar sus sentimientos.

-Eh...yo, lo siento, no era mi intenci-- fue interrumpido por el gruñido del más bajo.

-¿Por qué te disculpas?, no es tu culpa, no somos nada, solo amigos y enserio que es difícil serlo- con toda su fuerza empuja contra la pared a Gonzalo, él cuál deja que el castaño lo acorrale contra la pared -Desde que me presente no dejó de pensar en tí o bueno, mi lobo no para de llamarte alfa y Dios...que vergüenza- apoyo su cabeza en el pecho del alfa, él cuál escuchaba atentamente al omega -yo...no sé cómo me siento cuando estás a mi alrededor, solo sé que no quiero a esa zorra marcandote con su asqueroso aroma-

Ambos chicos estaban ruborizados, ¿Que se supone que se hace después de todo ese cambio de palabras?, Gonzalo titubeó, sin embargo tomo valor y sostuvo la barbilla del castaño con delicadeza, sus miradas se encontraron y simplemente surgió, un beso.
No era húmedo y candente como el de Sebastián, era solo un toque de labios, un toque de labios  que lo hacía sentir cálido y seguro, se separaron para ver la reacción del otro, llevándose la sorpresa de una bella sonrisa en el rostro del otro.

-Tú...dijiste que estabas confundido- soltó Gonzalo algo avergonzado -espero haberte aclarado las cosas- tras decir esto, como el tímido que es, salió corriendo.

Andrés quedó congelado, sintiendo que rostro arder, Dios, eso se sintió de alguna forma bien.

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⏰ Última actualización: 17 hours ago ⏰

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Dulce aroma a Miel © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora