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La omega corrió a paso inestable hacia él, sintió como todo el peso de la muchacha cayo en el, casi pierde el equilibrio por el cuerpo de la castaña, esta paso delicadamente sus manos por su pecho, logrando despertar un fuerte gruñido proveniente ...

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La omega corrió a paso inestable hacia él, sintió como todo el peso de la muchacha cayo en el, casi pierde el equilibrio por el cuerpo de la castaña, esta paso delicadamente sus manos por su pecho, logrando despertar un fuerte gruñido proveniente de su lobo.

La omega seguía desprendiendo su empalagoso aroma encima de él, provocándole nauseas. Avergonzado por los movimientos sexys que hacia la omega contra su cuerpo se dispuso a preguntarle como se encontraba.

-Leyla, ¿Estas borracha?- no recibió respuesta a su pregunta solo movimientos provocativos contra su entrepierna.

En un intento de alejarla esta levanto su rodilla aun mas arriba chocando completamente con su rodilla, soltó un gruñido al tenerla tan cerca, divisó cómo ambos hermanos se iban alejando.

Cargó a la chica como un saco de papas, está se balanceaba en busca de llenar sus fosas nasales con el aroma del más alto, esté solo se encamino hacia la gran casa, no tardó en sentir el aroma a marihuana y alcohol, ignorando también los aromas asquerosos de los presentes, buscó con la mirada al de cabellera rulosa, visto que esté podía mal interpretar las cosas.
La omega se siguió moviendo como gusano hasta que el alfa la bajo, está lo tomó de la mano y lo arrastró hasta el gran grupo de adolescentes calientes, todos se tocaban con gran descaro, al chocar con varias personas empezó a buscar al menor, el cuál parecía haber desaparecido.

Empezó a subir unas escaleras cuando empezó a sentir el fuerte aroma a miel en cada rincón de la casa, empezó a buscar con la mirada al pequeño omega, esté no parecía estar en la sala, la omega lo condujo por el largo pasillo hasta llegar a una de las tantas puertas, la castaña se apuró adentrarse en la habitación.

El pelirrojo aún confundido sintió como los labios de la omega se movían desesperadamente encima de los suyos, por instinto la empujó lo más lejos posible, la omega choco con la orilla de la cama. Está parecía haber mal interpretado el acto del alfa, empezó a buscar preservativos en uno de los muebles de la habitación, no contenta por la falta de condones saco la cinta negra que se encontraba en el cajón.

—Permítame...— jadeó mientras cubría los ojos del alfa con la cinta.

—¿Que haces?—.

—No te preocupes, sientatew aquí— guío al más alto a la orilla de la cama y lo ayudo a sentarse —mami ya vuelve—.

Después de esas palabras se escuchó los tacones resonar en la habitación y luego la puerta cerrar se. Pensó en quitarse la cinta cuando el aroma a miel y manzanas se hizo más fuerte, se escuchó el chirrido de la puerta abriéndose, sus fosas nasales fueron bañadas con el exquisito aroma.

—Wow...tu aroma...tu aroma es exquisito— la imagen del pequeño Andrés apareció al sentir el aroma.

El castaño caminó lentamente hacía el pelirrojo, el cuál permaneció sentado en la orilla de la cama, ambos jóvenes guardaron silencio cuando el pelirrojo se levantó.

Dulce aroma a Miel © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora